fbpx

La vida te enseña cuándo desacelerar

La vida te enseña cuándo desacelerar

Llegué a la curva de 180º a gran velocidad y el resultado fue catastrófico. Ahora sé que la vida es un viaje que requiere desacelerar para hacer ajustes que te lleven a tu destino.

¡Qué delicia es hacer ese viaje que has planeado ! Finalmente vas en tu vehículo con la temperatura adecuada, con música que te lleva inspirada y manejas con la confianza que llegarás a la hora exacta que dice tu pantalla del GPS.

¡Todo es maravilloso hasta que te pasaste la señal que debías cruzar! Y la próxima salida te lleva a un tráfico inesperado a causa de un gran accidente que te detiene por más tiempo del que esperas, la gasolina parece que no va a alcanzar, además surge el deseo urgente de ir al baño ¡todo cambió en un momento!

Con mucho disgusto, incertidumbre y un poco de ansiedad terminas aceptando que hay que bajar la velocidad, te preguntas ¿ahora qué hago? Buscas opciones porque sabes que la respuesta es reajustemos todo para encontrarte de nuevo el camino.

La vida es así, un viaje, aun cuando la hemos planeado toda, hay momentos donde nos toca reajustar el GPS para volver al camino que nos lleve al destino que soñamos. El camino, sin duda va a requerir en algún momento que hagamos ajustes. Si algo he aprendido es que no puedes hacer cambios si no estás dispuesta a bajar la velocidad, no puedes enfrentar las curvas de la vida sino disminuyes las revoluciones diariamente, de lo que piensas, sientes y haces.

Hay ajustes tan drásticos, pero necesarios que requieren que te detengas por completo para evaluar el presente, dónde estás, vivir ese momento y tener esa claridad necesaria para buscar cómo comenzar a moverte de nuevo.

El problema es que vivimos en una sociedad que establece escasos límites, muchas exigencias, poco margen para cometer errores y con personas que opinan con facilidad.

También puedes leer: El día que mi cuerpo gritó ¡estate quieta!

¡La trampa de acelerar!

Recuerda, la vida es un viaje donde debes desacelerar.

Hoy, casi todo consiste en ser efectiva, tener resultados y aprovechar el tiempo al máximo, eso obliga a acelerar, es la forma que encontramos para obtener lo que la sociedad pide y poder sentirnos parte de ella.

Yo inicié mi vida muy rápido, logré muchas cosas como mujer muy joven, formé mi familia, alcancé muchas metas y cumplí mis sueños. Sin darme de cuenta comencé acelerar y acelerar en mi vida, pero cuando los cambios llegaron no logré bajar la velocidad a tiempo, creyendo que  enfrentaría esas curvas con destreza como lo había hecho antes. En la ruta, olvidé tres cosas importantes:

– sí puedo desacelerar

– hay suficiente tiempo incluso para detenerse

– no me iré de este mundo sin antes cumplir mi propósito

Llegué a la curva de 180º a gran velocidad y el resultado fue catastrófico, todo se volteó: me enfermé físicamente, mi salud mental se volvió un desafío, el nido vacío se manifestó y el duelo por la pérdida de mi matrimonio me pasó factura… Hasta que me detuve  a hacer ajustes, sanar heridas, vivir el presente, buscar de nuevo el camino y hoy con honestidad puedo decir  que ¡cada día ha valido la pena!

Ahora lo sé, es mejor aprender antes a desacelerar tu vida. Los problemas son inevitables, simplemente llegarán como curvas y aunque no siempre estás preparada para manejarlos, sabrás cómo y cuándo bajar la velocidad para enfrentar lo que se presente. Debes saber que son desafíos que te hacen crecer, que te mantendrán de pie y te ayudarán a hacer ajustes para llegar a tu destino.

Debo decirte que aprender a pausar es necesario, en el camino tendrás ideas que te harán pensar “estoy perdiendo tiempo”, “sino alcanzo…”, “se me pasará la oportunidad”. Es lógico creer que no hacer las cosas a determinado ritmo nos pone en desventaja, pero como dijo el sabio Salomón, hay tiempo para todo, ese versículo también me dejó claro que “no está mal estar en un tiempo donde estoy perdiendo, porque luego vendrá un tiempo para ganar”.

Reconciliémonos con el “tiempo para buscar y tiempo para perder; tiempo para guardar y tiempo para desechar”. Eclesiastés 3:6 (NVI)

Pastora, escritora, madre. Promotora del movimiento Ilustra tu fe y Mujer de éxito. Disfruto ayudar a muchas personas a tener una vida mejor en la tierra y asegurar un lugar en el cielo.

Penny Rivera – who has written posts on Ladrona de frases.


Penny Rivera
CONTRIBUTOR
PROFILE

Artículos relacionados

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked with *

– who has written posts on Ladrona de frases.