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El manto de amor de mi mamá que cubre y protege

El manto de amor de mi mamá que cubre y protege

Durante mi infancia, mi mamá era nuestra ancla en medio de la tormenta. Su imagen era una combinación de fuerza y cariño que nos brindaba seguridad y estructura. Su amor es el que nos cubre y protege.

Cuando era pequeña, mi mamá no se parecía a las mamás de mis amigas. No era una mamá convencional, al menos no para esa época. Crecí en los 80 y las cosas que mi mamá hacía (y no hacía) no eran las habituales en otras casas.

Mi mamá no era la típica imagen de la mamá con las galletas recién horneadas ni la organizadora de piñatas. En cambio, era una mujer de determinación indomable. Los fines de semana era más probable encontrarla armada con un taladro que con una paleta de cocina en la mano. Reparar y resolver son lo suyo.

A mi mamá no le gustan las joyas, prefiere los relojes, mejor si son grandes. Tampoco le interesa la cocina ni la decoración, pero puede pasar horas viendo carros, fútbol y tenis en la televisión. Bromea diciendo que es un hombre con tacuche de mujer. Vaya tacuche, ¡mi mamá una mujer bellísima!

En muchos sentidos, mi mamá fue más papá que mamá. Esta transformación marcó la evolución de ese hogar rebosante de niñas recias y revoltosas que éramos sus cuatro hijas. Yo soy la más chiquita y mi recuerdo de cuando ocurrió ese cambio no es del todo claro. Mi papá murió en un accidente cuando yo era bebé y eso lo sacudió todo, la cambió a ella. Y ese personaje en el que evolucionó nos enseñó sobre valentía, tenacidad y amor. Un amor de madre atípico y muy poderoso.

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Durante mi infancia, mi mamá era nuestra ancla en medio de la tormenta. Su imagen era una combinación de fuerza y cariño que nos brindaba seguridad y estructura. Aunque no siempre estuvo cerca físicamente, siempre sentí el poder de su cuidado y la amplitud de sus recursos. Su capacidad para resolver problemas y mantener las cosas en orden nos dio la dirección que necesitábamos. Hoy me pregunto cómo lo hacía, con todo lo demás que le robaba el sueño. Sin estar presente físicamente, las cosas se hacían a su manera. En medio del barullo juguetón que era nuestro pequeño apartamento, crecimos con disciplina y orden. 

A medida que crecíamos, mi mamá continuó guiándonos con su espíritu indomable. Desde el teléfono de su oficina resolvía con facilidad. Sin WhatsApp ni Uber, distribuía, designaba y acomodaba a cada muchachita en sus actividades; aseguraba que sacáramos buenas calificaciones, hiciéramos deporte e incluso tuviéramos una vida social divertida. Mi mamá lo podía resolver todo desde lejos y sabía todo sobre nosotros como si poseyera una legión de espías por la ciudad. Tenía ojos atrás de la nuca, así parecía. Cada travesura, cada escapada y resbalón no eludían su estricto control. Sigo sin entender cómo la energía le daba para tanto.

Mi mamá es una mujer que ante la adversidad se vistió de valor y cedió a la valentía una buena dosis de ternura y suavidad. Le tocó dejar los bordados por las cotizaciones, la máquina de coser por la de sumar, las piñatas por las sesiones de ventas porque así le tocó y también porque así le gustó. En una época donde las mujeres no elegían ser emprendedoras, y aun pudiendo argumentar que no fue voluntario, nos enseñó a amar lo que se hace y dedicarse a ello, incluso cuando preferiríamos estar haciendo algo más. Nos enseñó que la elección está en la actitud y determinación.

Su maternidad se tejió en un manto vasto de protección. Mi mamá siempre ha encontrado la manera de cuidarnos e impulsarnos. Su dedicación incansable y su habilidad para mantener las cosas en orden, unidas y funcionando son las formas de amor incondicional hacia nosotras.

Quienes conocen a mi mamá saben que su mayor habilidad es hacer de los retos una oportunidad y de las adversidades un legado. También saben que el gran amor de su vida somos sus hijas y lo orgullosa que se siente de nosotras. Y hoy aquí les digo, yo también estoy muy orgullosa de ella.

Life & Business Coach, terapeuta somática. Empty nester. Ayuda a personas a superar la dependencia emocional y conectarse con su poder personal, mejorar sus relaciones y alcanzar sus metas.

Anayansi Serra – who has written posts on Ladrona de frases.


Anayansi Serra
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