No hay nada más especial que sentirse en casa, lejos de casa a través de las atenciones de esas madres que son ¡a toda madre!

Soy afortunada de que me vida se haya cruzado con mujeres y madres maravillosas a quienes admiro y aprecio profundamente, así que para continuar con la celebración que pone honor a las madres y la maternidad. Suele ser un día en el que se reconoce y se agradece el papel fundamental que las madres desempeñan en la familia y en la sociedad en general.

Silvia Reyes Morales

En la bella ciudad de Cobán la identifican como uno de los pilares de “Las Reyes”, una mujer con un corazón tan grande que hace espacio hasta para las visitas. Creció en un entorno donde los valores y la unidad familiar fueron clave para desarrollar sus dones.

Silvita dedicó su vida a la docencia, a formar a generaciones enteras de cobaneros que convertidos en profesionales la saludan con cariño en cualquier lugar donde la encuentran.

Silvita es una mamá luchona que sacó adelante a su hijo, Francisco, en un tiempo que ser madre soltera era un problema serio, el apoyo de su círculo familiar fue suficiente para levantar la cabeza y disfrutar de esa bendición. Su hijo se convirtió en la motivación que la llevó a rifarse el físico para proveer abundantemente en su mesa, así fue como terminó vendiendo joyas, manualidades y productos de catálogo.

En su hogar abundó el amor de tal manera que al identificar la hostilidad en la que vivía un pequeño, hizo todo lo que se requería para convertirlo en su segundo hijo. Ya con dos grandes motivaciones no hubo fuerza que la detuviera.

Silvita es la segunda de 6 hijos de Francisco Reyes y María Carmelina Morales, es una especie de albacea de la herencia cultural del padre, un hombre autodidacta, escritor e incansable lector que llegó a formar parte de los jueces de las Verapaces. Recordado y querido por diversos grupos culturales y sociales del área.

Con ese legado, Silvita también contribuyó a hacer sus aportes en términos docentes y en el área social, pues nunca ha dejado de ayudar y bendecir a su prójimo.

Unas horas en su casa me permitieron conocer que no solo es una gran mamá, también una excelente cocinera y anfitriona fenomenal. Salí de su casa llena, con detalles en las manos y el corazón rebosante de agradecimiento.

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Estelita Paiz

Es una mujer de complexión pequeña, discreta, que siempre anda perfectamente combinada y maquillada. Creo que sus superpoderes son el servicio y la anticipación. Con ellos siempre está lista para todo.

Últimamente he disfrutado de su cocina, debo decir que ya sea algo sofisticado o un plato convencional, hace que todo sepa delicioso. Sus conversaciones también son igual de fascinantes.

Creo que ella no es consciente de su generosidad que proyecta en una conversación, con su sabiduría y con sus detalles. Sus hijas son tal como ella las formó, cada una con su propia personalidad, pero las tres tienen eso de dar a manos llenas.

Me encanta ver esa interacción con su nieta, MG, quizás un poco más relajada que con sus hijas, está aportando mucho en ese corazón de esa niña tan inteligente.

Estelita tiene arte hasta con las plantas, ha creado un oasis en un pequeño espacio que parece feliz, sí sus helechos y orquídeas siempre están luciendo su máximo esplendor.  Estoy segura de que hasta las incluye en sus oraciones, porque esa es otra de sus armas secretas: la oración.  Ese carácter apacible que la caracteriza tiene su origen en su tiempo de oración y eso me hace admirarla mucho más.

Estas son grandes mujeres -de espíritu- a quienes hoy les doy gracias por ser ¡a toda madre!