Quiero plasmar mi admiración hacia el género femenino. Su sensibilidad contrastada con una fuerza invisible e inmensa, me deja sin palabras. Gracias, gracias, gracias por complementarnos.

El abuelo de mi esposa decía “son las mujeres las que van a salvar el mundo”, después de estar felizmente casado durante 17 años y tener cuatro hijas mujeres, no podría estar más de acuerdo.

Por diversas razones, mi vida en esta cuarta etapa ha estado nutrida de energía femenina y esto inevitablemente ha potenciado mi sensibilidad, sobre todo hacia los temas relacionados al cuidado de la tierra, de los niños y la empatía que tradicionalmente han sido ámbitos donde las mujeres fluyen con mayor naturalidad.

Compartir mi vida con una mujer, que además de ser mamá, felizmente entregada a sus hijas, es una guerrera incondicional en la lucha por una sociedad más humana y justa, ha sido una fuente de inspiración y un modelo a seguir para todos los que estamos en su entorno. Ella nos ha abierto los ojos y el corazón a proteger la pachamama.

Gradualmente, un nuevo estado de consciencia ha ido influenciando nuestra casa y nuestra forma de entender la vida ya no es la misma. El rescate de los ríos, lagos y mares es tema de conversación en nuestra mesa, todos los días. Recuperar los barrancos y transformarlos en reservas protegidas y parques abiertos al público, se ha vuelto una de sus misiones en la vida; digo una de sus misiones porque ser mamá presente y siempre cercana también es su misión.

A partir de mi experiencia y de mi vida con Jeanne, veo en las mujeres algo que en la mayoría de hombres suele ser mucho más débil: la consciencia hacia la vida, hacia todo lo que está vivo y a ese simple y complejo entendimiento de que todos estamos conectados. En los últimos milenios, el mundo ha estado dominado por la energía masculina y los resultados están a la vista. La ambición desmedida y el impulso inmediato a poseer, a dominar y a vencer nos ha traído hasta aquí. En muchos aspectos hemos evolucionado, pero en los temas del corazón, de la empatía y del cuidado por el otro y por la tierra, son las mujeres las que llevan la delantera y tanto el planeta como esta humanidad, estamos urgidos de acelerar el paso hacia esa nueva consciencia.

Más que hablar de la mujer perfecta, ya todos sabemos que la perfección no existe (solo la búsqueda de ella), quiero plasmar mi admiración hacia el género femenino. Respeto mucho, celebro y admiro el coraje de las mujeres (normalmente más palpable que en la mayoría de hombres). Me impresiona el nivel de entrega y dedicación de ustedes, generadoras y protectoras de la vida y de todo lo que está vivo. Su sensibilidad contrastada con una fuerza invisible e inmensa, me deja sin palabras. Gracias, gracias, gracias por complementarnos.