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¡Qué dicha (y responsabilidad) ser mujer!

¡Qué dicha (y responsabilidad) ser mujer!

La mujer tiene la responsabilidad de influir en la cultura, involucrarnos en las soluciones, a través de nuestro trabajo, criando hombres y mujeres capaces de proteger la dignidad de cada ser humano.

Biológicamente está comprobado que las mujeres tenemos una gran capacidad de empatía y sensibilidad. El cerebro de la mujer es más simétrico y, por tanto, existe una comunicación fluida entre ambos hemisferios. La emotividad femenina es predominante e influye en los procesos racionales, en su capacidad para verbalizar sentimientos, necesidades y vivencias.

Somos, por naturaleza, más asertivas. Nuestra percepción es más intuitiva. Tenemos más facilidad para ser empáticas, para comprender los sentimientos ajenos y analizar las situaciones como un todo. Esto no lo digo yo, lo dicen los profesionales expertos en las diferencias morfofuncionales entre el cerebro masculino y femenino.1

Imaginemos que una mujer y un hombre necesitan comprar una blusa y una camisa blanca, respectivamente. (Este ejemplo lo narro siempre en mis conferencias y todos los presentes se ríen en complicidad, pues saben que es cierto). ¿Qué hace el hombre? Entra a la primera tienda, escoge una camisa blanca de su talla, se la prueba, le queda, la compra y se va. Él está enfocado en resultados. ¿Qué hacemos las mujeres? Buscamos en todas las tiendas, nos probamos todas las blusas de color blanco, con mangas, sin mangas, largas, cortas, con botones, sin botones y casi siempre terminamos comprando la primera que nos probamos. ¿Por qué? Lo hacemos para estar seguras que la decisión que tomamos tiene la mejor relación precio-valor, pues las mujeres estamos enfocadas en procesos.

Esta simple, pero importante diferencia dice mucho: el liderazgo de las mujeres está enfocado en las personas y no (solo) en los resultados. Ojo que necesitamos también del liderazgo de los hombres que está enfocado en resultados, pero ese es un tema para otra columna.

Vemos entonces cómo las mujeres desempeñamos varios roles que son vitales para la sociedad.

– Ciudadanas: moldeamos la dinámica de la sociedad civil con nuestro ejemplo e involucramiento.

– Madres: formamos a futuros ciudadanos, profesionales y funcionarios públicos, además que dirigimos a nuestras familias con valores y hábitos que influyen en la sociedad.

Profesionales: implementamos la cultura organizacional en nuestro lugar de trabajo.

Empresarias: aportamos de forma sistemática a la economía del país y del hogar.

Amigas: ayudamos a la salud mental y emocional de otras mujeres.

¡En definitiva somos el corazón de la sociedad!

Ser mujer es sinónimo de fortaleza, resiliencia, inteligencia, ternura y belleza. Fuertes, porque ante las adversidades lloramos, pero nos reinventamos. Resilientes, porque tenemos la capacidad de sobreponernos a las situaciones más difíciles. Inteligentes, porque además de inteligencia cognitiva, tenemos inteligencia emocional. Ternura, pues las mujeres amamos de forma pura y con mucha dulzura, especialmente a los más inocentes. Y por último, bellas, no como lo enseñan las series o los filtros de las redes sociales, sino una belleza de verdad, sin filtros ni ediciones. Nada más bello que la sonrisa de una mujer y la mirada tierna de una madre.

Podría escribir mucho más sobre la dicha de ser mujer, pero no puedo dejar de hablar sobre la responsabilidad que tenemos al serlo. Existen muchos enemigos de las mujeres, como las ideologías que excluyen a las mujeres que no piensan como ellas o que no tienen la edad suficiente para considerarlas “valiosas”, y aquellas ideologías que han quitado espacios a las mujeres por una simple auto-percepción.

Otro enemigo, quizá el más común, es la violencia física, psicológica y sexual, la cual está estrechamente relacionada con el aumento del consumo de pornografía, cada vez más explícita y más violenta contra la mujer. La pornografía es la razón número uno, de acuerdo a investigadores, por la cual la “cultura de la violación” es cada vez más común. No solo los videos pornográficos más populares, que son billones, erotizan la violencia sexual, sino que además en su mayoría presentan a la mujer como un objeto de placer sexual. ¿Qué estamos haciendo como mujeres para luchar en contra de esta industria, tan ligada incluso a la trata de personas?

Como podrán ver, todos estos enemigos son esencialmente culturales. Las mujeres tenemos la responsabilidad de influir en la cultura, de involucrarnos en las soluciones, a través de nuestro trabajo, en casa y fuera de ella, criando hombres y mujeres capaces de proteger la dignidad de cada ser humano, de reconocer que hombres y mujeres trabajamos mejor en equipo, cuidando a los más vulnerables y luchando en contra de todos los enemigos que mencionamos anteriormente, especialmente en contra de la violencia y sus razones de raíz.

Así que, amigas mías, hoy les digo ¡qué dicha (y qué responsabilidad) ser mujer!

Soy conferencista, esposa, madre, emprendedora, politóloga y administradora. Tengo dos empresas, Lingo Company (agencia de traductores e intérpretes) y Pitchados (empresa de capacitación y mentoría para emprendedores y empresas). Además, actualmente trabajo como Directora Ejecutiva de la Asociación la Familia Importa (AFI) y catedrática universitaria. Soy una mujer apasionada con lo que hago, pongo el corazón y el alma en cada proyecto que emprendo y en mi trabajo a favor de la vida, la familia y la libertad. Mi familia es mi tesoro más valioso.

Ligia Briz – who has written posts on Ladrona de frases.


Ligia Briz
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