Cuando veo para atrás me doy cuenta de que tenía que vivir todo por lo que pasé para ser la mujer plena que hoy soy.
Estoy en proceso de autodescrubimiento. Antes que esposa, mamá, hija o amiga, soy una MUJER que a sus cuarenta ha tomado la fuerte decisión de divorciarse después de doce años de matrimonio. No paso por aquí a quejarme ni mucho menos a motivar a las mujeres para que se divorcien, solo quiero que mi experiencia inspire a quienes puedan estar pasando por una situación similar. Recomiendo que durante la crisis se intente ¡todo!
Nosotros “luchamos” por nuestra relación y llegó un punto clave en el que vimos que todo era insostenible, ninguno de los dos cambiaría. Hubo un momento de revelación en el que determiné que tenía dos caminos: seguir adelante con la relación, es decir, vivir el resto de mi vida cediendo y aceptando las carencias, o tomar las riendas de mi vida y buscar mi paz.
Aunque suene egoísta, tomé la segunda opción y no me arrepiento. No fue un proceso ni fácil, ni rápido, más bien de etapas: evaluación personal y de la relación en sí, de dudas sobre lo que quería hacer y cuando me encontré demasiado confundida lo dejé todo en manos de Dios. En el fondo de mi corazón la decisión ya estaba tomada, cuando me sentí definida en mi interior empezamos a trabajar el uncoupling en el mejor de los términos, no solo por los niños, sino por nosotros.
Conforme se acercaba el día en que él se marchara de casa, el miedo me paralizaba. Era como si estaba frente a un gran ventilador y en la medida que me acercaba el frío me impactaba y el miedo no me dejaba avanzar, parecía que no lo podría soportar. Dentro de mí había la certeza que detrás de ese momento estaba la paz que tanto anhelaba. Así que un día me puse frente al ventilador y caminé hacía él, no dejé que el temor me invadiera. Desde ese día mi vida cambió para bien, no porque no doliera (todo lo contrario) sino porque era la decisión correcta para mí y mis hijos. Cada uno ha reaccionado a su manera, pero puedo asegurar que tener una mamá en paz, sin frustraciones y realizada los ha llevado a otro nivel de vida.
Ese paso tan importante ha traído cambios positivos a mi vida. El más importante fue asumir que soy 50% responsable de que esa relación no funcionara, y no para cargar con la culpa sino para ser una mejor versión de mí. Hoy veo para adelante motivada con este nuevo comienzo de libertad y crecimiento. Los momentos duros dieron paso a los de satisfacción cuando tomé el control de mi vida. Con satisfacción puedo reconocer que no me equivoqué, estaba aprendiendo…
Comments (6)
Lilian Arguetasays:
agosto 15, 2018 at 6:33 pmAdmirable y Valiente !!! Quisiera enseñarle a mis hijas a tener esa fortaleza……??.
A mi nadie me enseño !!!!
Michelle Juárezsays:
agosto 15, 2018 at 11:57 pmDivorciarte es morir de alguna forma para volver a nacer. ??♀️
carlossays:
octubre 26, 2019 at 4:07 pmExcelente articulo!, me encantó mucho En realidad yo también me sentía perdido y creí que no iba a lograr salir de la situación en donde me encontraba pero tambien existen maneras para no tener la penosa necesidad de la separación se puede descubrir como salvar tu matrimonio. Para los que también están pasando por una situación difícil o perdidos, pueden ingresar a este link <<<<>>>>> Espero sea de ayuda para alguien
LUIS MALDONADOsays:
abril 19, 2021 at 7:44 amme podrías mandar el link porfavor
Marly Leonzosays:
abril 25, 2021 at 11:25 pmHola Luis. Te hemos enviado el link de la columna Mi aprendizaje después del divorcio.
Fracaso financierosays:
marzo 1, 2021 at 7:01 pm[…] Mi aprendizaje después del divorcio […]