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Vivir con ella

Vivir con ella


Sin planificarlo, sin verla venir, llegó y aquí estoy viviendo con ella.

Aunque confieso que su presencia en mi vida no ha sido del todo encantadora, me ha enseñado a conocerme. Ha sacado lo peor, pero también lo mejor de mí.

No sé cuánto tiempo me quedaré conviviendo con ella. Mientras decida retirarse, espero aprender las lecciones de vida necesarias. Su presencia me hizo recordar que ya no tengo 20 años, que el tiempo nos debe hacer más sabias y agradecidas, que una crisis no es el fin del mundo, sino una fracción de ese gran laberinto llamado vida. Así que con todo esto: bienvenida menopausia.

Cuando una mujer dice estoy en la menopausia, no deja de causar en sus interlocutores la idea de que llegó la madurez física y emocional, que de seguro su vientre no dará más hijos y que está ingresando a una etapa crucial, pero muy interesante.

La “meno”, como le llaman cariñosamente algunas, es una experiencia muy personal e íntima que para ciertas personas representa a nivel psicológico, el comienzo de un ciclo liberador: se presenta el cese de la menstruación, ya no se tiene el miedo de un embarazo sorpresivo y la vida puede verse desde otra perspectiva: una más plausible y exquisita.

Sin embargo, los síntomas físicos suelen ser poco agradables, ya que al manifestarse los “incendios”, la irritabilidad, el cansancio, la resequedad en la piel, así como disminución en la agilidad, producto de los cambios hormonales, hace que se reniegue y quizá se concluya que ya no somos unas jóvenes dispuestas a comerse el mundo.

De mujer a mujer, hay muchos abismos de diferencia y están las que piensan: “me estoy volviendo loca, vieja o inservible”, hasta las que se sienten radiantes, seguras de sí mismas y con proyectos que esperan concretarlos.

Algunas han vinculado la menopausia con esa crisis de los cuarenta o los cincuenta, esa etapa en la que se prefiere paz que la razón, donde cuestionamos lo que la sociedad nos ha impuesto, las expectativas de otros y se busca un más allá: la esencia de las personas.

Porque nuestra alma tiene ganas de vivir, de profundizar y saber que no todo lo que brilla es oro, que las personas ruidosas alteran el espíritu y que estamos para trascender. Es el período en el que se empieza a vivir en momentos no en años. Ese despertar de la consciencia que nos hace más sutiles y encantadoras.

Y sabes ¿qué marcará si nos irá bien o no en la menopausia? La actitud con que la veamos. Los cambios no son castigos divinos, ni diagnósticos de muerte, son parte de la vida que nos dice a gritos: prepárate porque tus mejores años están por venir.

De origen árabe, pero más guatemalteca que los paches y el tortrix, cree que a esta vida vinimos a compartir y no a competir. Que se necesitan muy pocas cosas para ser feliz, porque lo más importante ya está dentro de nosotras. Y que mientras se recorre el camino hay que disfrutarlo, porque difícilmente se regresará dos veces por el mismo sendero.

Claudia Massis – who has written posts on Ladrona de frases.


Claudia Massis
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