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¡De frente al cáncer de mama!

El cáncer me enseñó que mi cuerpo es reflejo de mi corazón y que mis emociones pueden somatizarse en mi cuerpo.

A finales del 2016, sentí un ardor en la mama derecha, hice mi autoexamen, que justamente había aprendido a practicarme unos meses antes y encontré una pequeña bolita que estaba ahí. Un antecedente en mi familia me motivó a ir de inmediato al médico, de otra forma hubiera esperado meses antes de considerar hacer una cita.

El doctor me recomendó que me hiciera un ultrasonido y tras el resultado, requirió una tomografía para tener un paronama más amplio. A partir de ahí empezaron a llegar mis temores y muchas preguntas.

A decir verdad este panorama empezó en el 2015, cuando mi mamá fue diagnosticada con cáncer de mama. Como imaginarás la impresión que nos causó fue muy fuerte, pues ella era una mujer muy sana. Ella tomó la decisión de tratarse a través de la medicina germánica y descartó  la quimioterapia. Durante su proceso aprendí junto a ella sobre el impacto que las emociones tienen en nuestro cuerpo, sobre cómo algunos “conflictos no resueltos” pueden llegar a somatizarse en el cuerpo.

Finalmente, yo recibí el mismo diagnostico de mi madre y después de escuchar las palabras del médico, ya había tomado una decisión: no dejaría que mis temores se acrecentaran, sino que me iba a ocupar y hacer lo que fuera necesario. Pondría todo de mi parte.

Me aferré a Dios, empecé a creer en mi milagro. En abril del 2017, en un servicio de milagros fui sana, fue ahí que supe que Dios estaba en control de esta situación. Sin embargo, la ciencia opinaba algo distinto. Acudí a varios médicos y todos confirmaban que era necesario realizar una mastectomía completa.

Y con la misma fe en Dios me sometí a tres operaciones, que según indicaron, eran necesarias. Seguí creyendo que Dios podría sorprenderme y efectivamente los médicos confirmaron que no era necesario pasar por el proceso de quimioterapia y radioterapia.

Todo el proceso fue muy complejo tanto para mí como para cada miembro de mi familia, sin embargo Dios nos dio la oportunidad de encontrar la forma de mantenernos unidos, de fortalecernos, acompañarnos y sostenernos.

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Entre las muchas lecciones que adquirí en este proceso puedo resaltar la importancia de alimentarme, de eliminar ciertos alimentos para que mi cuerpo se volviera alcalino. Aprendí a llorar, a darle importancia a mis emociones, comprendí que podía desfallecer y volverme a levantar, que se valía no ser fuerte siempre y mostrar mi vulnerabilidad. Aprendí que debía darle la importancia que cada cosa merecía y no más.

Aprendí que mi cuerpo es reflejo de mi corazón y que mis emociones pueden somatizarse en mi cuerpo. Descubrí que los milagros suceden no siempre como esperamos, pero suceden y que Dios siempre pone ángeles en nuestro camino para acompañarnos y ayudarnos. Hubo un médico clave en mi proceso que no solo me acompañó a mí, sino también a mi familia y amigos que siempre estuvieron presentes. 

El cáncer también me motivó a terminar mi licenciatura. Fue una meta que me propuse para no dejar los sueños inconclusos.

Tengo que decir que a inicios de 2017, mi mamá partió. Su fortaleza nunca dejó de ser su arma más poderosa. Lloré mucho su partida, pero también permití que Dios tomara el control de toda la situación. ¿Que si sentí temor? Muchísimo, especialmente cuando reaccioné que ya no estaba conmigo para animarme en mi propio proceso. ¿Sentí desfallecer? Sí, muchas veces, pero me aferré a mi fe y eso me levantó a creer diariamente por mi milagro.  

Han pasado cuatro años de mi proceso y en retrospectiva puedo ver que Dios ha sido bueno. Sigo en mis chequeos y mientras celebro la victoria. El tiempo fue clave por eso debemos darle la importancia que merece a nuestro cuerpo, cuidarlo y prestarle atención a las señales que nos da. Parece increíble, pero un pequeño examen tiene la capacidad de cambiar los resultados. ¡No dejes de practicar el autoexamen en tu casa!

Soy una mujer que disfruta del una linda mañana y lindo atardecer, que desafina al cantar, pero sigue cantando. Mamá de dos preciosas mujeres, esposa y trabajadora.

Astrid López – who has written posts on Ladrona de frases.


Astrid López

Soy una mujer que disfruta del una linda mañana y lindo atardecer, que desafina al cantar, pero sigue cantando. Mamá de dos preciosas mujeres, esposa y trabajadora.

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