Él es el primer hombre que me amó, el que ha confiado y creído en mí aun cuando yo misma no he podido, el que me ha brindado su apoyo incondicional: mi papá.
¡Papá! – gritábamos por la noche mi hermano y yo cuando teníamos pesadillas, dolor de estómago, miedo a la oscuridad o simplemente necesitábamos un abrazo. Él siempre llegaba a nuestro rescate. Saber que estaba a unos pasos de distancia y que no nos dejaría solos nos daba confianza y seguridad.
Llamar a mi papá ha sido siempre mi primera opción en cosas tan cotidianas como cuando se descompone mi carro, no encuentro una dirección o necesito hacer un trámite. Él también me ha acompañado y aconsejado cuando tengo nervios por una entrevista de trabajo, estoy por tomar una decisión importante o necesito encontrar la forma correcta de tener una conversación difícil con otros. Y es que siempre lo he visto así: “Como alguien que resuelve” como él mismo se describe.
Dios me dio el inmenso regalo de tenerlo a él como figura paternal en la tierra. Como dice la canción que él mismo escribió para su padre un día; y hoy lo describe perfectamente a él: “Fue tan fácil comprender el amor de mi Señor, ya que contigo aprendí cómo ama un padre a su hijo.”
Los que no lo conocen pueden pensar que es serio y un tanto reservado, pero los que tenemos el privilegio de conocer su corazón disfrutamos de sus chistes y ocurrencias. Como hijo, esposo, padre y amigo amoroso, responsable, trabajador y con un corazón dispuesto a siempre ayudar a los demás.
Hace unos días lo escuché dar la charla Por siempre papá, dirigida a padres en proceso de duelo por la pérdida de un hijo. ¡Qué tema tan difícil! uno que seguramente nadie quisiera impartir ya que hacerlo implica haber pasado por el dolor inexplicable de esta experiencia. Lo pude ver ahí, en la sala de su casa, tan transparente y dispuesto a abrir su corazón al compartir su historia de dolor, de cambios y de preguntas sin respuesta. Habló de su proceso, de la tristeza profunda, pero siempre se enfocó en la fe y la esperanza de una vida eterna en medio de su dolor.
También puedes leer: https://ladronadefrases.com/paternidad/padre-casi-magico/
Mientras crecí lo vi como ese héroe que siempre nos rescataba, pero el día que mi hermano murió, se salió de sus manos poder resolver la situación para los que sufríamos a su lado. Fue en ese momento y a partir de allí que mi admiración hacia él creció. Me di cuenta que lo que realmente lo hace mi héroe real es que a pesar de los golpes de la vida, tiene la capacidad de depender y confiar en el héroe de nuestra historia completa, el único que nos puede salvar, sostener, amar y cuidar por la eternidad: Jesús.
En los mejores y los peores momentos, me ha demostrado con hechos y no solo palabras, cómo vivir con fe y confianza, por eso y mucho más hoy celebro a mi héroe real. Al primer hombre que me amó, al que ha confiado y creído en mí aún cuando yo misma no he podido, a quien me ha brindado su apoyo incondicional, a mi papi.
Deja una respuesta