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Vulnerablemente valientes

Vulnerablemente valientes

¿Qué le dirás a Dios y a su invitación a ser vulnerablemente valiente?

Para ser valientes se requiere en primera instancia: Estar vivas. Sí, la vida es el escenario para que la valentía cobre validez. Por eso, por doloroso que sea lo que estemos viviendo, nos recuerda que estamos vivas y que somos vulnerables. Al vivir los sucesos trágicos de la vida, nos reconocemos vulnerables y su vez valientes. Esta es la historia de una valiente jovencita, una madre soltera, una valiente madre joven, una valiente viuda, una valiente discípula, una valiente guerrera de la fe, pero, sobre todo, una valiente humana vulnerable y sencilla como tú y como yo. En otras palabras, la vulnerable entrega es la antesala a la valentía feroz. Sí, estoy hablando de: María, la madre de Jesús. Encontramos todo el relato en Lucas 1:26-56. Hay una pregunta en la cual quiero enfatizar la vulnerable valentía de María. 

Lucas 1:34  —¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?

Aunque la evidencia de lograr responderle al ángel ante tal información nos revela la profunda seguridad que Dios mismo estaba haciendo sentir a María, imagina cuántos acontecimientos sobrenaturales están sucediendo juntos: una visita angélical, un saludo singular reconociéndole “muy favorecida” y, por si fuera poco, el Mesías esperado por su pueblo, el Santo ser nacerá de ¡sus entrañas!… ¿Quién a los 13, 14 o 15 años, está psicológicamente listo para semejante función? ¡Tenía que ser sobrenatural! Cualquiera de nosotras no alcanza a oír al ángel, creo que yo me hubiera desmayado; hubiera tenido que hablarme por sueños o algo parecido. 

La respuesta del ángel esclarece las dudas que una joven virgen podía tener. Esta manifestación es absolutamente divina, no existe algo humano para hacer referencia. Simplemente una virgen no tenía conocimiento previo en experiencias sino una vaga información de las responsabilidades de la tradición correspondiente a una doncella desposada. Estaba claro que el origen del Mesías no provenía de voluntad humana, por lo tanto, su concepción era absolutamente divina.

35 —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 36 También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. 37 Porque para Dios no hay nada imposible.

Es importante hacer notar que María no solicita una prueba, pero el ángel agrega en su declaración el milagro de fertilidad en Elisabet, lo cual era una señal, no para que creyera, sino pareciera ser porque ya había creído. Yo, en lo personal creo y observo en las intervenciones de Dios con sus escogidos para misiones de redención, que nos invita a grandes desafíos para cumplir su voluntad en Su historia, y siempre nos envía compañía. Cuando tú le das un sí valiente, hay evidencias “mientras caminas”. Ojo, no “para que camines”, sino mientras caminas. El evangelio de Lucas nos permite leer detalles que enriquecen nuestra fe, como el siguiente: “Nada hay imposible para Dios”.  

38 —Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó.

Esta respuesta de fe, fiat mihi, esta respuesta a la revelación del ángel. Estos términos son extraídos de la traducción de la biblia Vulgata Latina, en donde la transcripción literal de Lucas 1:38 de fiat mihi es “hágase en mí” o “tenga lugar en mí”. Esta respuesta casi es como gritar un sí, sí estoy dispuesta, sí me entrego, sí acepto que el plan divino se pueda llevar acabo en mí conforme a tu palabra (Lucas 1:38). No quedan dudas de este rotundo sí; un sí valiente proveniente de una joven campesina. Sí a lo incierto, a lo desconocido; un franco grito de fe. “Hágase en mí”. No puedo dejar de meditar en esta respuesta. Esa respuesta no está diciendo: ¿Qué hago para ti? Está diciendo hágase “en mí misma”, adentro de mí. Ofrezco mi vientre, mi existencia, aunque me cueste la vida. Que tenga lugar en mi cuerpo, en mi vientre, en mi capacidad de dar vida; de cuidar, de nutrir, amamantar; protegeré la semilla de Dios mismo en mí. No puedo evitar derramar lágrimas mientras escribo esto, simplemente, acercarme a estudiar la valentía de María, me ha confrontado con todos mis intentos de oraciones valientes en las cuales dije: ¡Úsame Señor! Y ahora me pregunto ¿En serio Kristy? 

Esta jovencita en verdad sabe lo que significa decirle sí al plan divino, sin cuestionamientos egoístas, sin pretensiones, sin más que la entrega y rendición. Esta jovencita sí comprendía el significado de permanecer ante el suceso, crecer a través del proceso y avanzar por el progreso de la agenda divina, esta jovencita sabe qué es ser vulnerablemente valiente.

¿Qué le dirás a Dios y a su invitación a ser vulnerablemente valiente?

Él no te necesita más fuerte o preparada, Él solo te invita, tal y como estás aquí y ahora. Decirle sí, es reconocernos totalmente en sus manos. 

Extracto del libro “Valientes: para permanecer, crecer y avanzar” de Kristy Motta

Psicóloga, comunicadora, artista y escritora quien combina de manera única su profesión y habilidades para proveer una experiencia transformadora de aprendizaje y empoderamiento del ser humano. Es directora y fundadora de Grupo Ella una organización especializada en el desarrollo de procesos de transformación del ser a nivel emocional, espiritual y físico a través de experiencias de aprendizaje significativo. Grupo Ella ha desarrollado conferencias como WILD “Women in Leadership Development”, After Office “Relax and Learn” entre otros.

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Kristy Motta
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