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A medio camino

Entrar a la cuarta década es como ir a medio camino, entre Jerez y la frontera, ni de aquí ni de allá –no se hagan, todas hemos visto a la india María-. A veces me siento como parada frente a un mapa sin fin, en pausa mientras medito hacia dónde quiero ir.

Para los menores de 40 alcanzar este número es sinónimo de madurez total… “cuando alcance los cuarenta ya Arjona me dedicará la canción con toda propiedad, tendré mi futuro definido y habré viajado por el mundo”. Para quienes ya van décadas adelante estamos en la mejor temporada de la vida, frente a un sinfín de oportunidades, sabiendo hacia donde vamos con la vitalidad y fuerza que añoran.

El problema es que todos (los de arriba y los de abajo) piensan que ya lo tenemos todo fríamente calculado, cuando en realidad estamos comenzando a saber quienes somos y solamente algunos días sabemos hacia donde vamos.

Lo increíblemente liberador de llegar a esta temporada es estar plenamente consciente que esta vida es un proceso y no necesito saberlo todo, que existen días que quisiéramos borrar y otros que desearíamos tatuarnos en la piel la felicidad vivida.

Al llegar a los 40 es cuando finalmente hacemos las paces con el proceso y nos disfrutamos el camino; con la claridad mental de que habrá días donde nuestra toma de decisiones y sabiduría para aconsejar estará a la altura de las cuatro decenas, pero habrá otros donde nuestra indecisión o malas decisiones le harán la competencia a nuestra sobrina adolescente.

A veces conversando con amigas más jóvenes que yo –algunas pudieran ser mis hijas, si hubiese sido madre precoz- me gustaría compartir desde mi corazón todo lo vivido, para que no cometieran los mismos traspiés, para tener velocidad al salir de los malos ratos y escoger con buen ojo a los amigos y amores. Pero pauso y recuerdo, la experiencia solamente entra por la piel. Aún si lograra trasladar mi corazón, nadie sino una misma es capaz de pasar su proceso hacia el auto descubrimiento.

Es delicioso entenderse como una obra maestra en proceso. Sin pretensiones, sin filtros, sin desear pertenecer o encajar… siendo nosotras mismas, amando nuestras luces y sombras. ¡Que vivan los 40!

Les comparto esta bella oración, titulada Para la soledad escrita por John O ‘ Donohue, para que la tengamos presente mientras recorremos la otra mitad del camino.

Que reconozcas en tu vida la presencia, poder y luz de tu alma.

Que descubras que nunca estás sola, que tu alma en su luz y pertenencia te conectan íntimamente con el ritmo del universo.

Que respetes tu individualidad y diferencia.

Que reconozcas que la forma de tu alma es única, que tienes un destino especial, que tras la fachada de tu vida hay algo eterno y hermoso sucediendo.

Que aprendas a verte a ti misma con el mismo deleite, orgullo y expectativa con la que Dios te ve en cada momento.

Mai Paiz
Valiente, intensa y en proceso de redescubrimiento. Perfectamente imperfecta. En búsqueda de una vida con propósito, un día a la vez. Más cómoda que nunca en esta piel. Amante del café, de una buena carcajada y con la maleta lista para cualquier viaje.

Mariela Paiz – who has written posts on Ladrona de frases.


Mariela Paiz

Mai Paiz Valiente, intensa y en proceso de redescubrimiento. Perfectamente imperfecta. En búsqueda de una vida con propósito, un día a la vez. Más cómoda que nunca en esta piel. Amante del café, de una buena carcajada y con la maleta lista para cualquier viaje.

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