Si decimos ¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más! También digamos ¡no al aborto y sí a la vida! Dejemos de poner en duda cuándo inicia la vida, científicamente comienza desde la fecundación.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer que se conmemora el 8 de marzo de cada año, en la Ciudad de México se llevó a cabo una importante marcha feminista y un paro nacional de mujeres el 9 de marzo que convocó a no realizar actividades laborales, escolares, domésticas, compras y presencia en redes sociales con el #UnDíaSinMujeres o #UnDíaSinNosotras. Con estos dos movimientos se buscó la defensa de los derechos de las mujeres.
Marcharon mujeres de todas las edades, motivadas por la violencia de género, feminicidios; machismo, contra del outsourcing, la desigualdad laboral, democracia, legalización del aborto, entre otros.
No soy ajena a que todavía nos falta camino por recorrer para lograr la equidad de género, pero hay que reconocer que también existe desigualdad hacia los indígenas, por ideología religiosa y política, personas con discapacidad, orientación sexual, a los pobres y a muchas personas más.
Creo en la igualdad de género, en la lucha para que las mujeres tengamos los mismos derechos y oportunidades que los hombres, pero no estoy convencida de que el camino sea un feminismo tan radical ¡todos los extremos son malos!
No debe haber favorecimiento hacia hombres, pero tampoco a mujeres. Los hombres no son nuestros enemigos, hay mujeres que propician la desigualdad de género, mujeres machistas que crearon a hijos machistas, mujeres que tienen poder en distintos ámbitos y lo ejercen de la misma manera que lo hacen algunos hombres, buscando únicamente sus intereses propios.
También hay algunas mujeres que ejercen violencia contra hombres, mujeres y niños que, aunque son minorías, existen y es algo que no se debería permitir, ya que lo que se busca es la equidad de género y que no haya violencia para ninguno de los dos sexos, menos para los menores de edad.
No es una lucha entre hombres y mujeres, machismo o feminismo, al contrario, deberíamos unirnos, buenos contra malos. Al final, somos más los buenos. Y no es que esté en contra de las mujeres, ni de sus derechos, que son también míos, estoy en contra de la división por género y a favor de los derechos humanos, de la vida y de la seguridad.
Si decimos ¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más! Digamos no al aborto y sí a la vida, la cual comienza desde la fecundación. La vida inicia con la concepción que es un óvulo fecundado por un espermatozoide: 23 cromosomas del padre (espermatozoide) más 23 cromosomas de la madre (óvulo), igual a 46 cromosomas de la raza humana y aquí inicia la vida de un nuevo ser. Si de verdad decimos “Ni una menos” respetemos el derecho a la vida de los que están en el vientre materno, de otro modo te haces cómplices de los asesinos.
El Estado puede establecer programas para prevenir y erradicar el aborto, no como una imposición sino con campañas preventivas, informativas y educativas, en las que se les promueva el uso de anticonceptivos y en caso de un embarazo no deseado (por causas multifactoriales), tener al bebé, ofreciendo apoyo médico y psicológico durante el embarazo y unos meses después del parto. Si aun así no quieren tener al bebé, que el Estado lo resguarde en orfanatos mientras lo dan en adopción a quien cubra los requisitos. Hay muchas personas que quieren adoptar a un infante, pero los trámites en México son muy burocráticos.
Para concluir, creo firmemente en que se educa en casa desde la infancia, con audacia para crear hombres y mujeres con los mismos derechos y obligaciones. Sin inclinación al machismo o feminismo. No generalicemos no todos los hombres son malos, todas tenemos un padre, esposo o novio, hermanos, hijos, primos, sobrinos, nietos o amigos que nos aman y sufren cuando hay violencia de género hacia nosotras. Luchemos buenos contra malos, por nuestros derechos humanos, independientemente del género, religión, etnia, nivel socioeconómico; al final, ¡todos somos una misma raza!
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