Engaños, robo de contraseñas, spam, hasta difamación. El mundo digital también tiene su lado oscuro y amenaza tu identidad digital, infórmate para no decir “me atropella la tecnología”.
La identidad digital es un concepto nacido de la era digital. Todas tenemos una, aunque con frecuencia no estemos muy conscientes de ello.
Cada vez son más frecuentes los mensajes de “me hackearon mi cuenta de Facebook” o “alguien se está haciendo pasar por mí”. Desde engaños, robo de contraseñas, spam, hasta difamación, el mundo digital también tiene su lado obscuro. Estas son algunas de las amenazas que tener una presencia en línea conlleva.
Todas podemos ser blanco y por eso lo más responsable es conocer más al respecto. Ya no se vale decir “me atropella la tecnología” porque si no te ocupas de tu identidad digital, alguien lo hará por ti; y puede que no te guste para nada el resultado.
Por eso, en este artículo te hablaré de las tres principales formas en las cuales tu identidad digital puede verse afectada.
¿A qué amenazas nos exponemos?
Nuestra exposición digital puede traer grandes beneficios a nivel de los negocios, trabajo, y las relaciones interpersonales. La recomendación siempre es poner atención y ser muy cuidadosa con lo que compartimos en línea y cómo gestionamos nuestra información. En todos los casos, los daños pueden ser de carácter económico o material y también emocional.
El primer riesgo es el de la suplantación de identidad digital, es decir, la apropiación indebida de otra identidad para actuar en tu nombre y las consecuencias directas son:
– Engaños en nombre de la víctima.
– Cyber bullying
– Robos y extorsión
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En segundo lugar, están las amenazas contra la privacidad, que consiste en el robo, la utilización y difusión de datos de carácter sensible que puede traer las siguientes implicaciones:
– Datos personales se vuelven vulnerables
– Invasión a la privacidad e inseguridad
– Pérdida del control sobre nuestros activos digitales (contraseñas, emails, cuentas de redes sociales, etc)
Finalmente, también podemos estar expuestos a amenazas contra nuestra reputación online, recibir ofensas al honor y nuestro buen nombre. Esto provoca:
– Falta de control sobre la difusión de los contenidos en línea
– Uso indebido o ilegal de nuestra imagen
– Desinformación sobre la veracidad de las fuentes de información
Todas estas situaciones pueden darse por la acción de desconocidos, pero lamentablemente también pueden presentarse por la acción de los usuarios con los que nos relacionamos.
¿Cómo protejo mi identidad digital?
A continuación, algunas recomendaciones clave para gestionar de manera segura y responsable tus activos digitales:
– Usar responsablemente las redes sociales, es decir, tener criterio para saber qué compartimos, a quién aceptamos como amiga, conexión o contacto. Limitar la interacción a conversaciones casuales y jamás compartir datos sensibles que puedan compartirse en caso exista mala voluntad. Especial cuidado con las fotografías que compartimos, pues pueden ser robadas y editadas con propósitos dañinos.
– Configurar la privacidad y seguridad de nuestras redes sociales. Dedícale tiempo a leer, entender, configurar y comprobar el correcto funcionamiento de las opciones de privacidad y seguridad para proteger tu información y y contenido.
– Conectar únicamente con personas de confianza.
– Usar el sentido común respecto a tus publicaciones y emitir tu opinión.
– Crear contraseñas seguras y resguardarlas apropiadamente. No uses la misma contraseña para todo. Utiliza doble verificación cuando sea posible.
– En caso necesario, busca ayuda profesional o legal. Si las amenazas persisten y has hecho todo lo que está de tu parte para mitigar los riesgos, puedes realizar una denuncia al Ministerio Público para iniciar una investigación y acciones legales.
– Lo más importante que necesitas hacer es poner atención para no exponer tus datos. Las amenazas a la identidad digital pueden ser prevenidas si somos prudentes y diligentes con lo que nos toca cuidar.
El mundo digital es maravilloso y es mucho mejor cuando lo gestionamos responsablemente.
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