Permítete la alegría de ser y estar. Valora tus pérdidas y enfócate en vivir un día a la vez y estar consciente del aquí y el ahora.
El ser humano es más emocional que racional y ante la pandemia que vivimos, es normal que descubras tu propia fragilidad, vulnerabilidad y finitud, que valores las pérdidas que estás experimentando ahora, como no poder ver ni abrazar a tus seres queridos, no poder compartir un café con tus amigos, no salir de casa y un largo etcétera. En fin, la vida como la vivías hasta hace poco no está, es diferente y tienes que reinventarte por tu salud emocional y mental.
Las emociones no son buenas ni malas, son solo emociones. Eres un ser humano y como tal, nadie puede juzgarte, es normal si sientes miedo, tristeza, incertidumbre, ansiedad, enojo, preocupación, desesperación, desgano, frustración, inseguridad, apatía, desconfianza, intolerancia, impotencia y otras. Puedes tener nostalgia, queja, momentos de rebeldía y otras más, pero si no las gestionas adecuadamente provocan cansancio, insomnio, agotamiento, agobio y nerviosismo. En un momento dado es normal sentirlas, pero si se presentan diferentes emociones a lo largo del día o durante varios días y no hay un cambio de tu parte, no son beneficiosas.
Trata las emociones si las sientes desbordadas. Una manera es parar y respirar. Haz un alto, siéntate cómodamente y cierra tus ojos. Concéntrate solo en tu respiración. Realiza tres respiraciones profundas inhalando fuerte por la nariz, conteniendo un momento y exhalando por la boca. Repite tres veces y la última saca el aire con fuerza. Abre tus ojos lentamente cuando estés lista.
Ahora desde tu ámbito ¿qué recursos internos tienes?, ¿qué puedes hacer para mejorar las emociones que te incomodan?, ¿qué no has hecho?, ¿cuándo lo vas a hacer? Busca tus recursos para hacerlo a solas o en familia que te produzcan diversión, risa, alegría, felicidad, bienestar y te animen. Si hay algo que te mueve o apasione hazlo, hoy es cuando, a lo mejor te conviertes en experto y nos sorprendes con tus habilidades que estaban dormidas.
Se vale escuchar música alegre, cantar, bailar, ejercitarte en casa, meditar, mindfulness o yoga.
Siembra semillas o cuida las plantas que ya tienes. Conéctate con la naturaleza.
Permítete la alegría de ser y estar. Llama a tu familia, amigos, haz esa llamada pendiente desde hace tiempo.
Procura momentos de aprendizajes nuevos, de ocio, juega.
Ten confianza, fe, caridad con el prójimo. Sé empática, optimista. Quizá es tiempo de tolerancia, reconciliación, perdona, ama, agradece todo, ten paz en tu corazón y mente, sé resiliente.
Sé creativa, invita a tu familia o amigas vía Zoom u otras redes y hablen, rían, interactúen, jueguen, utiliza la tecnología a tu favor y siéntanse cercanos. Cuida a los tuyos.
Busca y ve dos fuentes de información confiables al día.
Habla y expresa tus emociones con una persona de confianza o sé tú quien brinde tu escucha atenta a quien la pueda necesitar.
Si no te apetece hacer algo no lo hagas, es tu elección, estás en proceso de duelo y pérdida, asume tu responsabilidad, toma un tiempo pero luego sigue con tu vida.
Lo importante es vivir un día a la vez y estar consciente del aquí y el ahora. Es cierto que la vida cambió tus actividades cotidianas, pero hoy está en tus manos hacer la diferencia y ser luz. ¿Qué vas a hacer con lo que tienes hoy? ¡Por favor vive!
Comments (2)
Juan Carlos Malespinsays:
abril 18, 2020 at 5:25 pmMuy bonito y acertado articulo! Aceptar la vida al dejarnos llevar por sus corrientes sin juicios hace de esta una sucesión de eventos los cuales por muy duros que sean siempre son con el fin de enseñarnos algo para crecer no de manera física sino de manera espiritual!
Felicidades!!
Juan José Bonillasays:
mayo 16, 2020 at 7:52 pmMuy puntual y válido en el tiempo que vivimos, felicitaciones un artículo animante y exacto a lo que necesitamos en el tiempo actual.
Gracias por compartir.