Quedarnos en casa no es sinónimo de vacaciones, requiere que asumamos el rol de maestras y nos involucremos en sus plataformas educativas para entender la carga de trabajo que los niños deben cumplir.
Las mujeres tenemos la dicha de desarrollar múltiples capacidades y habilidades, poseemos aptitud de organización y planificación de una casa hasta una empresa, disponemos del don de esforzarnos y trabajar con una energía proactiva, somos competentes en la motivación asumiendo nuevos riesgos, siempre nos estamos reinventando como mujeres, esposas, madres y profesionales.
Además sabemos trabajar en equipo y liderar asertivamente a nuestra familia, así que ante el desafío de esta cuarentena, no le tengas miedo a este tiempo, ¡disfruta y reviéntate!
Empecemos hablando del miedo que puede afectarnos debido a la situación actual. El miedo es una emoción propia de todo ser humano, debemos entender de dónde viene el temor para evitar que crezca. ¿Será la parte económica o la salud? En ambos casos hay que tomar las medidas necesarias para que el temor cese y anímicamente se controle.
No olvidemos que los niños también son susceptibles a experimentarlo por eso es necesario hablar y con un lenguaje propio para cada edad explicar lo que ha provocado tanto cambio en las rutinas. Llenándoles de confianza para que sepan que es una situación que pronto pasará. Esta conversación propiciará que colaboraren con las nuevas actividades planeadas en casa.
Hay que trabajar en una estructura flexible, con reglas claras, horarios, y rutinas para que los niños canalicen su energía y sepan cómo aprovechar el tiempo. Si bien quedarnos en casa no es sinónimo de vacaciones, hay que ordenar las tareas e involucrarse en las plataformas educativas que ellos están usando para entender sus procesos.
«Nunca dejes que el miedo sea tan grande que te impida seguir adelante»
Anónimo
¿Cómo empiezo?
Nunca empieces tu día a la ligera, regálate tiempo a ti misma antes que tu familia se levante, esto requiere que empieces unos minutos antes que todos, pero cuando ellos se levanten tú estarás lista para atenderlos.
No inicies sin un plan o agenda actividades diarias, que debe contemplar la flexibilidad y la diversión. Justo como en el colegio, que tiene los recreos para que ellos se relajen.
Vive un día a la vez, no todo lo agendado debe salir como lo planeaste.
La constancia de los buenos hábitos forma buenas virtudes.
Hagamos acuerdos. Éstos nos ayudan a definir responsabilidades y metas por cumplir a corto y largo plazo.
Recuerda, tu hogar sigue siendo el lugar más seguro para ti y para ellos, la meta es que el ambiente sea el adecuado para todos los integrantes. Enfatiza estos puntos:
Las rutinas pueden eliminar las luchas de poder, descartando asertivamente las discusiones innecesarias y tener que permanecer recordando las actividades constantemente. Ayudan a los niños a ser más cooperativos y responsables, esto hará que ellos reduzcan el estrés y la ansiedad de este nuevo tiempo.
Agenda visual. El tener conocimiento de qué es lo que viene a continuación les ayuda a organizarse mentalmente y prepararse para las siguientes actividades, sin necesidad de sentir una autoridad negativa o imperativa por parte de los padres.
Los niños se sienten seguros cuando practican hábitos diariamente, debido a que necesitan seguir una estructura, las rutinas les sirven para sentirse seguros y cómodos, por eso enfatiza la necesidad de establecer horarios.
Los hábitos constantes ayudan a construir un equilibrio emocional que les facilita herramientas para la vida y para la construcción sana de su personalidad.
Este es un tiempo de para reamarse, cuidarse, reaprender, reanimarse, reinventarse, sostenerse como familia, no olvides que esto requiere de tiempo, amor, dedicación y constancia. ¡Nada que tú no puedas lograr!
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