“Gracias amigas, por ser y estar, por coincidir en mi vida y compartir lo mejor de ustedes conmigo”
Muchas mujeres dirán que sí existen las amigas y les creo, he visto muchas amistades y créanme que realmente las admiro porque si algo puedo decir es que muy pocas saben ser verdaderas amigas. Hoy en día, es muy difícil encontrar a una confidente que no te vea como su competencia y que en lugar de alegrarse por ti, intente destruirte.
Me sucedió cuando confié mucho en una persona que aparentó ser mi amiga y que en la primera oportunidad no dudó en criticarme, usando contra mí todos aquellos secretos que le confié. Sin embargo, a pesar de eso la vida me ha hecho muy dichosa por poner a cuatro súper mujeres en mi vida a quienes admiro y hoy dedico este post.
Alejandra: nos conocimos en el 2011 cuando entramos a estudiar diversificado, ambas éramos de bachillerato, tú en compu y yo en diseño. Si algo aprendí de nuestra amistad es que la distancia entre nosotras solo es una palabra. Hemos cumplido eso de que estamos en las buenas y las malas. Nada me hace tan feliz como darme cuenta que desde ese primer día de clases hasta hoy solo han pasado nueve años, ¡vaya que el tiempo se ha pasado rápido! Ahora me llena de tanta felicidad verte siendo mamá de ese pequeño angelito.
Shantal: eres la persona que marcó mi vida universitaria aquel segundo semestre del 2014 cuando yo estaba demasiado triste y me mostraste que para cualquier dolor siempre había un especial de Shantal, un “espeshal”. No importa lo mucho que cambiaron nuestras vidas, siempre estás en todos mis momentos, eres la amiga más sincera que Dios y la vida pudo regalarme; bien dicen que uno necesita de alguien que le haga poner los pies sobre la tierra y eso has hecho tú conmigo. Has estado en todo momento, me has consolado y secado las lágrimas. De verdad no sabes cuánto te admiro, eres una persona con una calidad humana que hoy en día casi nadie tiene. Estoy orgullosa de verte realizada como un gran ser humano y como una gran mamá.
Irene: dicen por ahí que todos necesitan siempre un poco de locura en la vida y vaya que contigo me saqué la lotería. Nos conocimos el 26 de agosto de 2016, cuando llegaste como practicante al lugar donde yo trabajaba, después de tres días nos volvimos inseparables. No recuerdo quién fue el que dijo que cuando vos y yo estábamos juntas éramos dinamita. Tu inigualable risa siempre me ha sacado la alegría y a pesar de que ahora el trabajo no absorbe demasiado siempre hay un momento para platicar por mensajes. Puedo asegurar que vos conocés mis más íntimos secretos y a pesar de eso jamás me has juzgado, al contrario, me escuchás y me haces sentir tan cómoda y libre de expresarme.
Amy: mi nenita linda, quién creería la historia de cómo nos conocimos. Gracias a que a finales del 2018 yo ya no trabajaba la vida me llevó a participar como extra de una película guatemalteca y ahí tuve la oportunidad y el privilegio de conocerte. A pesar que no hablemos tan seguido, siempre que nos escribimos nunca falta ese cariño mutuo que nos tenemos. Me siento tan querida y protegida por ti, porque en mis peores momentos eres más que una amiga, eres una hermana. Tu alma tan pura y tierna me ha permitido compartir tus sentimientos y sentirme bendecida por la confianza que tienes en mí y que espero jamás decepcionar. Definitivamente Dios me premió al concederme a una persona me incentiva a ser mejor persona siempre y sobre todo a aspirar a ser una gran profesional. Me alegra verte como toda una mujer autosuficiente, capaz y llena de fuerzas.
A cada una de ustedes les digo: “Gracias amigas, por ser y estar, por coincidir en mi vida y compartir lo mejor de ustedes conmigo”.
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