¡Mujer bienaventurada y dichosa!

La mujer que acepta el desafío de dar a luz se convierte en bienaventurada y dichosa, no lo dice el diccionario, lo dice la Biblia.

Desde pequeña sabía que algún día sería mamá, no sólo era un anhelo de mi corazón, sino que tuve y tengo una gran mamá que, a pesar de ser madre soltera, supo guiarme, inspirarme y animarme a ser la mejor versión de mí.

Las palabras de mi madre marcaron mi corazón. Con frecuencia me decía, tú vas a estudiar en Harvard, aunque no estudié allí, creía que sí podía lograrlo con solo el hecho de que ella me lo dijera. También me decía, como te ven te tratan, y aunque nunca he sido de grandes joyas, ni de ropa o peinados ostentosos, aprendí que verse bien y cuidar la apariencia es importante.

Tampoco olvido las grandes charlas de corrección cuando hacía algo que no estaba bien, a veces prefería un cinchazo o paletazo a las horas de pláticas; pero tengo que decir que todas esas conversaciones causaron un impacto en mí, aunque no lo apreciara en el momento, fueron para mi bien.

No puedo hablar de maternidad sin ver el legado de mi madre y mi abuelita Martita, ambas se esforzaron por encaminarme a amar a Dios, por guardarme y protegerme para que creciera como una mujer creyente en un Dios que ama incondicionalmente, no por lo que hagamos sino por quienes somos.

Hoy, casada y mamá de dos jóvenes guapos, Daniel de 16 y José Pablo de 13 puedo reiterar, ¡qué dicha ser mamá! Aunque el camino no ha sido tan fácil como pensé, cada paso en este proceso ha valido la pena.

En mi primer embarazo lloraba al imaginarme a María, la mamá de Jesús, viajando largos caminos subida en una mula, qué incomodidad y qué dolor, y cuando Rodrigo, mi esposo, me preguntaba qué me pasaba, era uno de los miles de dramas que tenía para contar y llorar –por cierto, qué paciencia la de los esposos–. Cada embarazo fue diferente y cada parto también, pero tener a tus hijos en brazos es la medicina para las complicaciones y para cualquier dolor.

También puedes leer https://ladronadefrases.com/maternidad/como-comunicarte-con-tus-hijos/

En este mes que celebramos a las madres recordemos lo que la Palabra de Dios dice: “Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor” (Lucas 1:45 RVR1960). Sí, debemos creer que somos bienaventuradas, tres veces dichosas, porque hemos sido galardonadas con el regalo de la maternidad.

Segundo, ¿crees lo que Dios te ha hablado de tus hijos? Es tiempo de hacer una pausa y escribir eso que te ha dicho para cada uno. Creerlo con todo tu corazón y buscar la sabiduría para que pueda cumplirse. Si aún no lo has hecho, te invito a que indagues en el corazón de Dios qué piensa de ellos y cuál es el propósito por el que están en esta tierra. Aún no tengo todos los detalles, pero creo que ciertamente se cumplirá lo que Él me ha hablado de ellos.  

Por último, somos las responsables, como nunca, de resguardarlos del entorno hostil en el que puedan desenvolverse. No temas cuando oigas todo lo que está aconteciendo alrededor porque para este tiempo Dios los envió y tienen un propósito en medio de esta oscuridad que se acrecienta. 

Tus hijos son los Danieles, Davids, Josés, Esters, Déboras y Marías de esta generación y Dios cuenta con ellos. Sí, suena a una gran responsabilidad, pero de la mano de Dios seguro que se podrá cumplir. Somos dichosas de ser esas mujeres que guían a las nuevas generaciones a hacer lo correcto, busquemos a Dios en todo momento y aceptemos el reto de transformar nuestro entorno.