Los hijos son respuestas de Dios a las oraciones de una mamá que sabe llamar la atención de Dios para cumplir sus anhelos más grandes.

Siempre que tengo oportunidad comparto estas frases que me gustan mucho: “La familia es la base de la sociedad, la familia es un regalo de Dios para cada uno de nosotros”. A todos, Dios nos regala una familia y nos forma con un propósito y una asignación, en ella, todos tenemos una misión, un rol y una función importante.

La madre es un pilar fundamental en la familia. Debemos valorar y apreciar la dicha que tenemos de ser madres. Todas las personas en el mundo tienen una madre, eso me hace reflexionar sobre el gran diseño de Dios para con nosotras.

Entiendo y comprendo que ser padres conlleva mucha responsabilidad. Las mujeres fuimos hechas para presentarle a Dios una simiente que lleve nuestra genética y ADN. Los hijos son herencia de Dios a nuestra vida.

Quiero contarte de la historia de Ana, la madre de Samuel. Ella era una mujer estéril que le oraba a Dios por un hijo. Un día llegó delante de Dios con aflicción y tristeza en su interior porque no podía concebir lo que ella tanto anhelaba: un hijo. Dios la escuchó y le concedió lo que ella necesitaba. No puedo pasar por alto que Ana era una mujer que vivía triste, que sufría y lloraba, pero que en silencio no dejaba de clamar a Dios sabiendo que Él podía responder.

En su proceso Ana nos revela que acercarnos a Dios de manera genuina y sincera tiene un gran poder. “Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los días de su vida. Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello” 1 Samuel 1:11 TLA

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A partir de este pacto que Ana hace en oración, Dios permitió que obtuviera respuesta y pudiera ser madre. Cuando nació el niño, Ana le puso por nombre Samuel, porque Dios contestó su oración. Ella cumplió la promesa que él sirviría todos los días de su vida. A los años siguientes de este acontecimiento Dios bendijo a Ana con tres hijos y dos hijas más. Mientras tanto, el niño Samuel crecía bajo el cuidado de Dios. 1 Samuel 21-22

Esta bella historia nos relata cómo una mujer pasa de ser estéril a tener seis hijos. Una madre que pudo dar fruto abundante luego de llegar delante de Dios destrozada y abatida.

Personalmente me gusta mucho tener momentos especiales con mis hijas y poder estar cerca de ellas. Me gusta decirles cuánto las amo y lo especiales que son para mí. ¿Te imaginas la vida sin tu familia? Por eso que debes vivir dándoles amor siempre que puedas, la familia debe ser la fuente inagotable de amor, felicidad y profundo entendimiento. Sin tus seres queridos la vida sería mucho más difícil y menos alegre, disfruta cada día, ama a tu familia, deja recuerdos en el corazón que marcarán una eternidad, recuerda que los hijos son el reflejo de los padres para poder tener un mejor país y vivir en un mundo mejor. 

Debemos practicar principios de amor que darán un buen fruto a las próximas generaciones.   Glorificamos a Dios cuando nos esforzamos en mantener la paz y armonía en nuestra familia. Valoremos la linda familia que Dios nos ha dado.

Estoy convencida de que una madre sabe correr riesgos para el propósito de Dios en sus hijos, confía en milagros, aun en medio de lo imposible, se sacrifica por sus hijos, siempre cumple el propósito en su vida.

Recuerda que ser madre y cuidar de tu familia es un rol y un trabajo importante que dejará un legado de tu diseño: eres creada para ser dadora de vida y reflejar la gloria de Dios en tus hijos.