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¿Cómo comunicarte con tus hijos?

Dios me mostró que para que yo pudiera ayudar a mis hijos necesitaba comunicarme con ellos en su propio lenguaje.

Mis desafíos como madre llegaron años antes de que naciera mi primera hija, cuando el médico aseguró que era estéril. Padecía de endometriosis en ambos ovarios, digo tenía porque me sometí́ a una operación para quitármelos y en ella perdí los ovarios y las trompas, sin embargo, no pudieron evitar el milagro más grande que estaba esperando: ser madre.

Fue difícil recibir la noticia que no iba a poder tener mis propios bebés, pero junto a mi esposo creímos en un milagro y Dios nos lo otorgó. Primero llegó mi hija y después mi hijo. Desde que llegaron de forma milagrosa, supe que Dios los había enviado a la tierra con un propósito y mi labor era dirigirlos a encontrarlo.

A los 5 años mi hija se desmayó, al llevarla hospital le practicaron muchos estudios que mostraban una malformación en su corazón y los médicos nos dijeron que ella no iba a poder llevar una vida normal, pero una vez más le pedimos a Dios su intervención y Él nos concedió el milagro completo. Los médicos no se explicaban cómo de un día para otro cambió su diagnóstico. Valentina tiene casi 15 años y vive una vida totalmente normal sin restricciones.

En su adolescencia entendí que estaba frente a la siguiente batalla. Un periodo crucial donde se desarrolla su verdadera personalidad y se afirma su identidad, así́ que me di a la tarea de orar por mis hijos y pedirle a Dios la estrategia para esta nueva etapa.

Verás, entendí́ que en cada circunstancia necesitamos una estrategia distinta. Dios me mostró, que para que yo pudiera ayudar a mis hijos necesitaba comunicarme con ellos en su lenguaje. Noté que nos comunicamos de diferentes formas, a veces con nuestra boca decimos algo, pero con nuestras actitudes o gestos comunicamos un mensaje distinto. Eso propicia que la gente no nos entienda y eso a veces nos llega a frustrar.

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Les decimos a nuestros hijos que los amamos, pero les estamos enviando un mensaje distinto. Por su lado, ellos expresan con palabra que no quieren un abrazo o una caricia nuestra, pero el verdadero mensaje es, necesito ser amado.

Para entender ese mensaje necesitamos hablar el mismo idioma espiritualmente, así que me determiné a entender su idioma, empecé a observar lo que les gustaba, en qué estaban interesados y en el proceso descubrí que mi hija estaba interesada en los dramas coreanos y mi hijo en los animes. Empecé a buscar de ellos, no para criticarlos sino para hablar el mismo lenguaje.

Los padres creemos que solo nosotros tenemos algo qué enseñarles a ellos y pasamos por alto todo lo que ellos tienen para enseñarnos. Mientras ellos comenzaron a abrirse conmigo y a expresarme lo que sentían y lo que les dolía, yo los escuché con la intención de ayudarlos y hasta pude corregir aquello que estaba haciendo mal.

Cuando oramos por nuestros hijos pretendemos que Dios haga todo el milagro o que intervenga sobrenaturalmente. Debo decir que algunas veces lo hará, otras nos toca a nosotras esforzarnos para cambiar las circunstancias tomada de Su mano.

Sin importar cuánto te has esforzado por hacer las cosas a tu manera, vale la pena propiciar la conexión como ellos lo necesitan. Recuerda que Dios te escogió para ser su madre. Con todos tus aciertos y defectos tus hijos te necesitan para cumplir su propósito y para dirigirlos es necesario que busques a Dios, que es quien diseñó el plan, además Él es especialista en convertir tus desaciertos e imperfecciones en fortalezas.

Las batallas con nuestros hijos las ganamos de la mano de ese Dios perfecto que entiende nuestra imperfección. En oración nos da la estrategia exacta para avanzar y ganar en los corazones de esos niños a los que amamos con todo el corazón. ¡No dudes de cuánto Dios te puede usar para bendecir a tus hijos!

Tengo 38 años de vida y 17 de casada. Soy mamá de Valentina y Rodrigo. Ellos son mi motor para pelear cada día y ser una mejor versión en favor de mi familia y quienes me rodean. De la mano de mi esposo dirigimos un ministerio. Dios nos ha permitido ver cómo obra en las personas y cómo está interesado en seguir haciendo milagros.

Leticia Oropeza Ocaña – who has written posts on Ladrona de frases.


Leticia Oropeza Ocaña

Tengo 38 años de vida y 17 de casada. Soy mamá de Valentina y Rodrigo. Ellos son mi motor para pelear cada día y ser una mejor versión en favor de mi familia y quienes me rodean. De la mano de mi esposo dirigimos un ministerio. Dios nos ha permitido ver cómo obra en las personas y cómo está interesado en seguir haciendo milagros.

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