Mi mamá siempre decía “hay que ver qué pata puso ese huevo”, ella se refería a que las suegras se conocen por sus frutos.
Es una mujer rubia, petite, bonita, graciosa, platicadora, muy generosa y hace el mejor caldo de frijoles. A la “Chata” -como le decimos-, la conocí a través de su hijo, Juan José, y con el paso de los años he podido confirmar por qué mi mamá siempre decía “hay que ver qué pata puso ese huevo”. Así que, cuando me invitaron a redactar este artículo, quise escribir algo tan genuino, como ella.
Como toda mamá, la Chata vive más allá del ADN su hijo. La veo en los ojos brillantes, la nariz respingada y las manos amorosas de su hijo. Uno puede distraerse y pensar que el parecido es únicamente físico, pero si uno pone atención se da cuenta de que uno se refleja en el otro con mucha claridad. La reconozco en el hombre servicial y atento que educó, en su gusto por las letras, los libros, aprender, enseñar y saber. Puedo escucharla cuando su hijo defiende las causas justas, cuando trata al amigo como a su propia familia, y hasta cuando cuida sus palabras para no lastimar. Ambos son tímidos a su manera. Ella lo compensa con sonrisas y entusiasmo por la vida, y él, siendo una de las personas más observadoras y analíticas que conozco.
Suegra y amiga
Mi suegra es mi amiga, y aunque la vida diaria no nos permite pasar mucho tiempo juntas, cada vez que podemos disfrutamos las risas y los momentos que hemos creado juntas, más allá de mi relación con su hijo. Hablamos con canciones, nos cruzamos la calle agarradas del brazo y siempre nos guardamos un pedacito de postre para tomar con café. No sé si la quiero por el amor que le tengo a su hijo o ella me quiere porque yo lo quiero a él. Pero el punto es que le tengo un amor enorme, gracias a ella, su hijo vino al mundo. Sin él, mi mundo no sería tan bonito, tan amplio y tan completo. Espero que mi suegra sepa, que ser su nuera es un honor.
Casi toda mamá, está destinada a convertirse en “la suegra”, y yo no soy la excepción. A mí también alguien me ve en los ojos de mi hija e hijo. Cuando mi hijo mayor se hizo novio de “la Nena” -como yo le digo con cariño-, me di cuenta de que cuando los hijos crecen, lo único que uno quiere es que sean felices y encuentren a alguien que los ame, respete y valore. Como mamá, he hecho lo mejor posible para que en el futuro ellos integren familias fundadas en el amor y no en el miedo.
Sus frutos
No es año nuevo, pero como dice la canción, la vida me ha dado cosas muy buenas, entre ellas una buena suegra. Espero corresponderle con la misma moneda a mi nuera/yerno cuando llegue el momento, y que ellos también me reconozcan en los pequeños detalles, como lo he hecho con mi suegra… por ejemplo en la delicadeza con la que Juanjo me toma de la mano.
Cierro estas palabras tomando como partida lo que dice el verso en Mateo 7:16 “Por sus frutos los conoceréis”.
Comments (1)
Chata Zea de Pratdesabasays:
junio 26, 2021 at 5:58 amOh, no pude esperar mejor expresión de lo que amo a mi hijo y a ti Marielita. Gracias, te quiero