Hay factores que con facilidad alteran la salud mental, por eso desde el inicio del nuevo año prioriza cómo cuidar tu salud mental y mantener el equilibrio en tu vida.
A partir de la pandemia somos más susceptibles a los cambios. Cualquier situación que alterne nuestra vida planificada nos lleva nuevamente a experimentar preocupación, dolores de cabeza, dificultades para planificar o concretar tareas, genera necesidad de ver redes para “saber qué más pasó”, presión en el pecho, deseos repentinos de llorar, visitas al supermercado para comprar todo lo posible…
Algunas probablemente lo conversamos con nuestro círculo: “Me siento angustiada”, “me asusta lo que pueda pasar”, otras optan por el silencio ante la temida etiqueta de “exagerada”. En este inicio de año es importante tomarnos un momento para conversarlo, ponerlo en un lugar seguro, que podamos sentirnos vistas, validadas y sostenidas.
Ante la expectativa de “Siempre vas a poder con todo” podemos perdernos ante la constante búsqueda de ese check list completo y perfecto, pero en el fondo sabemos que a mayor cantidad de asignaciones agregadas, crece más la sensación de no lograr completarla a la “perfección”, como nos gusta hacerlo.
Empezar el año así es la fórmula perfecta para sentirnos drenadas, colapsadas, rebalsadas sin importar qué tan lejos hayas llegado en tus vacaciones. ¿Te suena familiar? Este artículo trae ideas compasivas para cuidar y nutrir tu salud mental.
1. Lo que sientes importa. No depende de si la preocupación es pequeña, mediana o grande. No requieres tener sólo una colección de grandes angustias para que tu sentir sea validado y se tome en cuenta. Aunque suena muy sencillo, en realidad es un reto grande, porque fuimos educadas para no quejarnos. Nos enseñaron que hablar de lo que nos preocupa, asusta, angustia, es alguna forma de “queja”. Por ello reconocer y acercarte a tus espacios seguros es vital. Están formados por esas personas con quienes puedes ser tú misma sin juicio, donde puedes ser vulnerable y serás sostenida con amor. Amigas, hermanas, un grupo de apoyo y por supuesto terapia.
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2. Cuida la forma en la que nutres tu vida. Hemos recibido tanta información sobre lo importante de una buena alimentación que se nos ha olvidado que existe todo un mundo de posibilidades para nutrir la vida de manera integral. Ante situaciones donde reina la sensación de que algo más sucederá en cualquier momento, nos desconectamos con facilidad del presente y esa es la puerta para que la ansiedad se instale. Por ello crear un protocolo de acción puede ser muy útil:
– Elegir una o dos redes en las que te sientas confiada con la información que comparte, visitarla una o dos veces al día de ser necesario.
– Evitar el uso de redes que saltan de un video a otro con más y más novedades del tema, esto causa más incertidumbre, puesto que no tienes certeza de su veracidad, pero también consume tu tiempo y tu conexión al presente.
– Elige con qué personas conversas sobre el tema de tendencia, puedes priorizar sentirte acompañada y sostenida sobre cuestionada y juzgada.
– Agrega intencionalmente actividades para relajar tu sistema nervioso para volver a tu cotidianidad. Generalmente tenemos tanto que hacer que nos olvidamos de estar, no siempre más es mejor, ejercicios simples como caminar descalza sobre la grama, tomar un baño de sol, beber agua con calma, hacer respiraciones profundas, tener un momento de escritura terapéutica, meditar, orar o tomar una caminata breve, sacudir tu cuerpo, ¡cantar tu canción favorita o incluso bailarla! Todas ellas son formas en las que envías señales a tu cerebro diciendo: estamos a salvo.
Este nuevo año inícialo un poco más consciente, no solo de lo que pasa a tu alrededor, sino más bien de lo que pasa en tu interior. La salud mental inicia con poner atención a lo que sentimos y pensamos así que no te pierdas de vista.
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