
Las palabras de mi padre, unas horas antes de mi cirugía, permitieron que mi mente no se dejara vencer jamás. Y junto a él superé un trasplante de hígado.
Me considero una persona que da lo mejor de sí misma en cada aspecto de su vida y vivo en constante búsqueda de mis sueños acompañada de la mano de Dios y de las personas que más amo y admiro. Una persona que me ha valorado por lo que soy y me ha formado como persona con sus enseñanzas y anhelos es mi papá, su legado es invaluable por eso quiero que conozcan de su vida
Él nació en Quito, Ecuador. Viene de una familia sencilla, amante de la naturaleza y de los animales. A los veinte años viajó a Guatemala y comenzó a formar poco a poco su vida. El 25 de septiembre del 2002 nací yo, su hija mayor y me contaron que al nacer no paraba de llorar, todos trataban de tranquilizarme, pero nadie podía hasta que habló mi padre. Al instante reconocí su voz y me tranquilicé mirándolo fijamente; desde ese momento sabía que él era mi papá y a su lado siempre estaría a salvo.
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Por su perseverancia y actitud hacia los retos de la vida, ha sido un modelo a seguir. Persistentemente me ha motivado a superarme desde que era pequeña, siempre ha estado ahí en todas las decisiones que he tomado. En 2017 me impulsó a tomar una clase de prueba en CrossFit y desde ese día me cambió la vida por completo. Me gustó tanto que mi decisión fue cambiar mi estilo de vida. Comenzamos a entrenar en el mismo lugar, nos compartíamos nuestros tiempos y competíamos juntos. Esa disciplina ha sido el lugar donde lo veo diariamente, en un ambiente sano donde nos reímos, entrenamos, compartimos y disfrutamos juntos.
El 2018 fue crucial para la vida profesional de mi padre ya que estaba montando una empresa y pocos meses antes de su inauguración oficial me enfermé gravemente, tan delicado era el diagnóstico que me tuvieron que realizar un trasplante de hígado. Mi padre tuvo que dejar su negocio por un lado para acompañarme en ese reto en mi vida.
Desde el primer día en el hospital me dijo que mi mente era más fuerte que mi cuerpo y que me convenciera a mí misma que lo iba a lograr. Eventualmente así lo hice, él estuvo a mi lado sentado en una silla acompañándome todas las noches que no pude dormir porque tenía miedo o por ese dolor que nunca me dejó sola. Recuerdo las palabras de mi papá unas horas antes de mi cirugía “Cami este es un workout más en tu vida, el más difícil que harás, pero lo vas a hacer For Time”. Mi padre siempre estuvo allí, motivándome y obligando a mi mente a no dejarse vencer jamás.
Con él llegué a los 30,000 pies ya que cuando la vida se tornó difícil para mí y estuve al borde de la muerte, él siempre me apoyó y motivó a dar un pasito más hacia arriba, cada día, sin importar las turbulencias que llegaron, de la mano de Dios lo logramos.
Jacobo Granizo es el mejor papá y estoy eternamente agradecida con Dios por tantas bendiciones que me ha dado, en especial por el maravilloso padre que me otorgó, por sus enseñanzas y por lo que me seguirá formando en el camino hacia mis sueños.
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