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No existe la perfección

Este artículo lo escribí y reescribí varias veces buscando la descripción adecuada para el tema que se me solicitó desarrollar. Fallé estrepitosamente al no encontrar las palabras precisas para describir a la mujer perfecta y hacerla creíble. Se los cuento a continuación.

Para empezar, algo perfecto, por definición se debe de comparar con algo que no lo es. Así que me di a la tarea de buscar las fallas de las mujeres que conozco. En ese ejercicio, repasé en mi mente lo malo que he visto en el otro género, desde actitudes de mi pareja, a ex novias, primas, amigas, conocidas, mujeres dedicadas a la política, ex jefas, mi madre, mis abuelas, artistas y un largo etcétera.

Una vez recopilado todo lo malo, o lo que para mí es “lo malo”, de una mujer, empecé a armar una imagen idónea, describiendo lo contrario a mi listado. Evidentemente, me salió una descripción de mujer inexistente. Una diosa como nunca se ha visto, porque inclusive, en las religiones antiguas las mismas deidades padecen de cierto humanismo que mi descripción “ideal” no cumplía.

Evidentemente esto me frustró, porque nadie, ningún hombre que existió, existe o vaya existir, estaría a la altura de virtudes tan grande como el constructo que armé en papel. Fue frustrante, porque ese tipo de mujer es imposible de amar, es tan perfecta, que es ajena e irreal.

Contrapuse luego esa idea frente a mí, cómo soy yo, mis fallas, mis yerros, mis dejos, y sin duda, soy todo lo opuesto a lo descrito. Soy simplemente, un hombre. Y como tal, soy imperfecto porque así es mi esencia, ser un animal inacabado, incompleto, que pasará la vida tratando de resolverse.

La mujer perfecta no existe, es una construcción que nos vende la sociedad como un ideal a cumplir. Es una reunión de roles que se deben de realizar para que tu entorno te voltee a ver complacido que eres perfecta. Y para mí, eso es una gran mentira y una presión innecesaria. Vamos, sucede lo mismo de mi lado, el de los hombres, y también, es una presión innecesaria.

Al momento de realizar la descripción de marras, me di cuenta que la mujer perfecta deja afuera lo que también amo de las mujeres que amo. Es decir, lo que hizo o construyó, a mi bisuabuela, a mis abuelas, a mi madre, a mi esposa, a mis familiares – lo bueno y lo malo- es lo que les hace “ser”. Lo bueno se contrapone a lo malo y en esa dicotomía, se forma una persona.

La mujer perfecta como tal no existe, existe la lucha para superarse como individuos. La perfección como tal no existe. Existe el trabajo, la entrega, el compromiso, las ganas de hacer las cosas y superarse cada día, trascenderse a sí misma, dejar un legado que perviva en las generaciones posteriores. Criar hijos e hijas, sola o acompañada, que vean el mundo como un lugar para mejorar, no para servirse de él, para trabajar nuevamente como personas, para mejorar la sociedad y así ir pasando de la barbarie e indolencia, hacia un mundo cada vez mejor para todos.

Así, creceremos como sociedad e iremos entendiendo que la perfección es un concepto difuso, irreal e inasible: quedan ustedes imperfectas y nosotros, también.

En la idea de perfección, ya no hay para qué luchar ni levantarse todos los días. Y eso, amigas, es muy aburrido. Sigamos trabajando, eso sí, para alcanzar la felicidad de superarnos constantemente y ayudarnos a ser mejores todos los días.

Escritor y periodista. Ha publicado los libros de poesía Breves Conversaciones de la Sicosis (Editorial Cultura, 2006), Los Poemas de Sam (Editorial Libros Mínimos, 2008) y El Encanto del Hielo (Editorial Catafixia, 2010). Aparece en la antología Tanta Imagen tras la Puerta (Universidad Rafael Landívar, 1999), Microfé, 13 poetas contemporáneos guatemaltecos (Editorial Catafixia, 2012) y El Futuro Empezó Ayer, apuestas por las nuevas escrituras de Guatemala (Catafixia 2013). Mantiene la bitácora Fe de Rata

Juan Pablo Dardón Pereira – who has written posts on Ladrona de frases.


Juan Pablo Dardón Pereira

Escritor y periodista. Ha publicado los libros de poesía Breves Conversaciones de la Sicosis (Editorial Cultura, 2006), Los Poemas de Sam (Editorial Libros Mínimos, 2008) y El Encanto del Hielo (Editorial Catafixia, 2010). Aparece en la antología Tanta Imagen tras la Puerta (Universidad Rafael Landívar, 1999), Microfé, 13 poetas contemporáneos guatemaltecos (Editorial Catafixia, 2012) y El Futuro Empezó Ayer, apuestas por las nuevas escrituras de Guatemala (Catafixia 2013). Mantiene la bitácora Fe de Rata

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