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¿Qué significa ser mujer emprendedora?

¿Qué significa ser mujer emprendedora?

Una mujer emprendedora es energía, pasión, creatividad y tenacidad. También es alguien que no se deja vencer porque reconoce su propósito.

Mujer y emprendimiento, dos palabras que unidas son súper poderosas. Una mujer emprendedora es energía, fuerza, pasión, creatividad y tenacidad, también es agotamiento y muchas veces es desilusión.

Emprendimiento y mujer deberían ser sinónimos. Una mujer emprendedora está constantemente creciendo, estirándose, expandiéndose. El entusiasmo la desvela pensando cómo lograr que sus grandes sueños se hagan realidad; otras veces la vence el cansancio y se levanta con pocas fuerzas para seguir buscando soluciones y nuevas opciones, pero no se rinde, ella no se da por vencida, su fortaleza y valentía son parte de su identidad, porque conoce muy bien el significado la palabra sacrificio.

Hizo un pacto con ella misma: avanzar a pesar de la adversidad, a pesar de las tormentas, y mantener su vista en la meta cuando atraviesa el desierto. Ella sabe escoger sus batallas, decide a qué decirle SÍ y a qué decirle NO.

Una mujer emprendedora es previsora y está lista para todo, por eso tiene su tabla de surf para las fuertes olas, su paraguas para cuando cae el diluvio y unos cubitos de hielo en el freezer para los días intensos.

De la nada puede crear un todo. Con una simple sopita de vasito puede hacer una cena exquisita, con poca comida puede alimentar un batallón. Es transformadora de ambientes, en sus manos hay magia.

Ella ama su hogar, ama a su familia, ama la bendición de los hijos que la vida ha puesto o pondrá a su cuidado. Anhela dejar una herencia espiritual, emocional y material duradera en el corazón de sus hijos, un tesoro que no tiene precio y que les permitirá ser líderes de servicio.    

Tiene el súper poder de ser madre, hija, hermana, amiga, abuela que constantemente intercede por quienes la rodean. Ella siempre está disponible para atender la llamada de emergencia de una amiga, la plática íntima y el desahogo que todas necesitamos.

Cariñosa y talentosa, se extiende a los demás, su corazón late por hacer la diferencia, por abrir brecha dejando huellas que otras emprendedoras apasionadas puedan seguir. Ese corazón también se estruja por las niñas, por las futuras emprendedoras, y ora para que se extiendan hacia su llamado y cumplan su propósito.

¿De dónde vendrán sus fuerzas? Ella no está sola, ella sabe muy bien que hay alguien que la respalda, la defiende y la levanta. Sabe que no es suyo el mérito por sus logros, porque ella planifica, pero quien lleva a cabo los planes es su Creador, y vive agradecida por la gracia y el favor que le obsequia constantemente. ¡Rendirse ante Él es su más valioso súper poder!  

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La mujer emprendedora ha tropezado y se ha raspado, se ha caído y se ha lastimado, entonces, hace una pausa, descansa y se levanta, se viste de luz y con más fuerza vuelve a intentarlo. Ella lucha con generosidad en su corazón y se abre camino con humildad, convencida de que todo lo que emprenda será de bendición para muchos.

Ha entrenado para ganar sus batallas, tiene cicatrices de guerra, pero todos los días lucha y vence. A veces, lucha con ella misma para eliminar cualquier pensamiento de derrota.

Sus lágrimas también son muy poderosas, están llenas de esperanza y caen en tierra fértil para regar las semillas que ha sembrado. Estas semillas van creciendo para convertirse en árboles que traerán mucho fruto.

Cuando su mundo se derrumba, ella corre con sabiduría a un lugar firme, a esa roca que la sostendrá, a ese refugio donde encuentra comprensión y es el único lugar donde puede derramar todo el peso de sus cargas. ¡Ella nunca ha estado sola!

Ella ríe, goza, y sabe pedir ayuda; sabe muy bien llenar su corazón de luz y de esperanza en que cultivará un jardín con muchas flores que podrá repartir en su caminar.

Le interesan muchos temas: el medioambiente, las mascotas, la política, el deporte, la buena alimentación. Las emprendedoras son únicas: delgaditas, rellenitas, altas, bajitas, rubias, morenitas, blanquitas, de veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta años, el común denominador es el impulso por transformar al mundo. 

La chispa en sus ojos no se apaga a pesar de que a veces luce con la mirada cansada. Sus brazos sostienen a otros, aunque a veces con lo último de sus fuerzas; sus pies corren, pero también necesitan descanso.

Ella y un ejército de valientes emprendedoras anhelan contarte sobre el lugar secreto donde reponen sus fuerzas: su refugio está junto a Jesús.

La mujer emprendedora ha tropezado y se ha raspado, se ha caído y se ha lastimado, entonces, hace una pausa, descansa y se levanta, se viste de luz y con más fuerza vuelve a intentarlo. Ella lucha con generosidad en su corazón y se abre camino con humildad, convencida de que todo lo que emprenda será de bendición para muchos.

Enamorada de la vida y de sus lindos regalos. Ante las dificultades, tormentas y montañas, ¡no me doy por vencida! Me aprieto el cinturón, limpio mis lágrimas, hago una pausa, y me vuelvo a levantar. Busco nuevas soluciones para seguir apasionadamente disfrutando de los caminos rocosos y cuesta arriba que nos llevan a lugares de inimaginable belleza. Amo compartir mi vida con personas entusiastas y entregarme a las buenas causas que encienden mi corazón. Sueño con brindar algo positivo a mi país. ¡Amo la energía que se me contagia cuando tengo oportunidad de contribuir!

Jazmine Furlan – who has written posts on Ladrona de frases.


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