Aunque no lo publiquemos en redes sociales nos aterra lo desconocido, nos dan miedo los cambios y más si se dan en nuestro organismo, pero inevitablemente debemos darle la bienvenida a la menopausia.
Ser mujer es un reto, experimentas cambios, te percatas que no es fácil enfrentar la montaña rusa que implica la feminidad. Quiero hablar del futuro que estoy esperando, no lo menciono todos los días ni lo considero cercano, pero vendrá, un día llegará la menopausia.
Muchas llegan a esta etapa igual que como entraron a la pubertad, con ideas erróneas, asustadas, sin o con poca información, debido a que hablamos poco de esta etapa a la que tarde o temprano vamos a llegar, la abordamos como una broma, como una manera de molestar a las “viejas” del grupo o asustar a las jóvenes, pero la verdad es que a todas nos aterra lo desconocido y el cambio que vendrá, aunque no lo reflejemos en el muro de las redes sociales.
Deberemos enfrentar ese momento en el que nuestras hormonas decidan adueñarse del cerebro, emociones y de todo el cuerpo. Nuestro termostato se arruina y los calores llenan nuestro interior, sintiendo que llegamos al desierto en pleno medio día de invierno. La grasa, músculos y piel sufren un desajuste que hace más difícil tenerlos en su lugar, viendo también que ya no es como antes, comes una galleta y parece que te comiste toda la pastelería, haces la rutina del gimnasio y ni por la deshidratación bajas de peso, ya nada es igual.
Además, emocionalmente recibes un impulso inesperado, desde tristeza intensa al enojo monstruoso, avanzando en medio de la felicidad extrema, todo en cinco minutos, y lo más difícil es no poder controlarlo.
Tu salud tiene un viraje interesante, quizá empieces a añadir al presupuesto las pastillas para la presión, para el azúcar, para la digestión porque ya no tienes el estómago de tus años mozos cuando sin problema comías diez tacos y cualquier bebida embriagante, quizás tengas que incluir algo para regular otras funciones metabólicas, mientras el ginecólogo aconseja cirugía para quitar el útero, tus huesos y articulaciones ya suenan, no porque estés crujiente ni buena, sino porque es el sonido que te recuerda que vas cercana o pasaste los 50´s. Como ya no menstrúas te ahorras dinero en toallas, tampones o la reposición de tu copa menstrual, ya no estás pendiente de tus “días fértiles”, tu interior se da cuenta que ya estás para otras cosas, menos las desveladas ahora sueñas con dormir de corrido. Tu vida en pareja se vuelve una locura, tu deseo sexual se vuelve un vaivén, tus gustos cambian y quieres disfrutar más tu parque de diversiones.
En fin, yo he decidido aprender para abrazarla cuando llegue, agradecida con el conocimiento que traigo, pero emocionada porque disfrutaré la locura, seré más madura, sabia y con ganas de vivirla. Aunque me vuelva maniática, calurosa y vieja exagerada, no dejaré de amar mi esencia. Entonces menopausia te espero, tárdate un poco más, pero cuando tengas que llegar aquí estaré contenta de vivir este cambio, estoy preparada para el momento en que las reglas del juego cambien.
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