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Llegar a los 50: ¡una bendición llena de aprendizajes!

Cumplir 50 años es una etapa de profunda reflexión y autoconocimiento, un momento

Esta nueva década no solo marca un hito, sino también una oportunidad para encontrar una mayor paz y propósito en las pequeñas cosas.

Cada experiencia vivida a lo largo de los años me ha dejado valiosas lecciones. Recuerdo, por ejemplo, cuando tenía 16 años y pensaba que la libertad consistía en hacer lo que quisiera sin restricciones. Hoy, con más madurez, entiendo que esa visión era limitada. Como decía Jean-Paul Sartre, “la libertad es lo que haces con lo que te hacen”. Con esta comprensión llegó a mi vida una profunda paz, la aceptación de que lo realmente importante no es lo que sucede a mi alrededor, sino cómo decido responder ante ello.

Otoño: temporada de transformación

Por eso, llamo a esta etapa de mi vida “mi otoño”, una de las estaciones que más disfruto. Para mí, el otoño simboliza transformación, serenidad y la belleza que emerge en medio del cambio. Es el momento en el que he encontrado un nuevo valor en las cosas pequeñas y sencillas, esas que muchas veces pasamos por alto en la agitación del día a día. He aprendido que puedo vivir con alegría y gratitud llevando solo lo esencial: mis recuerdos, mis aprendizajes y la compañía de las personas que amo. El otoño me ha enseñado a disfrutar cada momento, ya sea feliz o difícil, y a sacar lecciones de ambos.

He encontrado placer en los pequeños detalles de la vida cotidiana: el primer sorbo de café por la mañana, el suave toque de la mano de mi esposo o el sonido de la risa compartida con mis hijas y amigos queridos. Incluso un paseo tranquilo se ha vuelto más valioso, y disfrutar de una copa de vino junto al amor de mi vida es uno de esos momentos por los que más agradezco a Dios. Son estos pequeños momentos, aparentemente insignificantes, los que realmente llenan mi vida de significado y satisfacción.

El otoño también nos invita a cambiar nuestra perspectiva: de las grandes ambiciones a las pequeñas alegrías diarias que nos rodean. Comenzamos a ver la belleza en la rutina, en los pequeños rituales familiares que antes pasaban desapercibidos. Es en estos momentos sencillos donde encontramos la verdadera riqueza y la plenitud.

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Receta para la felicidad

Como dijo el Apóstol Pablo: “A estas alturas, ya he aprendido a estar contento sin importar mis circunstancias. Estoy tan feliz con poco como con mucho, con mucho como con poco. He encontrado la receta para ser feliz, ya sea lleno o hambriento, con las manos llenas o con las manos vacías. Lo que sea que tenga, esté donde esté, puedo superar cualquier cosa en Él que me hace quien soy”. (Filipenses 4:11-13, Versión MSG).

Al final del día, no son los grandes logros lo que define nuestra felicidad, sino esos momentos simples, tiernos y cotidianos que nos moldean. Aunque sigo trabajando y siendo productiva, la mejor parte de esta etapa es poder servir a Dios y cumplir con Su propósito en mi vida.

El secreto para envejecer con gracia es disfrutar cada día como un regalo. Abrazar cada momento con alegría, encontrar la belleza en lo cotidiano y llenar nuestros días de la presencia de Dios, risas y amor. No se trata de contar los años, sino de hacer que cada año cuente. Cuando vives con un corazón abierto y agradecido, la edad se convierte solo en un número y tu espíritu permanece joven y atemporal.

Llegar a los 50 con esta visión de la vida, sin duda, ¡es una gran bendición!

Soy hija, esposa, madre, coach cristiana, pastora, pero sobre todo soy mujer. Afortunada y agradecida de tener a Jesús en mi corazón y de tener la bendición de una familia hermosa, mi esposo, dos preciosas hijas y un perro pug, Xavi Alonso, a quien amo y malcrío. ¡Amante del café, creo firmemente que sin ca-fe es imposible agradar a Dios! Soy una mujer que ha descubierto con el paso de los años que ninguna persona puede definirte por lo que piensa de ti, tengo el poder de diseñar mi futuro ¡tomada de la voluntad de Dios sobre mi vida!

Fabiola Pacheco – who has written posts on Ladrona de frases.


Fabiola Pacheco

Soy hija, esposa, madre, coach cristiana, pastora, pero sobre todo soy mujer. Afortunada y agradecida de tener a Jesús en mi corazón y de tener la bendición de una familia hermosa, mi esposo, dos preciosas hijas y un perro pug, Xavi Alonso, a quien amo y malcrío. ¡Amante del café, creo firmemente que sin ca-fe es imposible agradar a Dios! Soy una mujer que ha descubierto con el paso de los años que ninguna persona puede definirte por lo que piensa de ti, tengo el poder de diseñar mi futuro ¡tomada de la voluntad de Dios sobre mi vida!

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