Dios le dio un corazón tan grande, que se empezó a debilitar tras el primer infarto, sin embargo nunca perdió la oportunidad para darme consejos que han formado mi vida.
Su herencia fue millonaria. Su carácter afable daba la apertura para tener charlas interminables viendo las estrellas en el mar, su lugar preferido al que le dedicó gran parte de su vida para construir un verdadero paraíso. Amaba sentir la brisa del mar, escuchar las olas y el ocaso contemplaba su mirar.
Como sabiendo que no le quedaba mucho tiempo, nunca perdió la oportunidad para darme consejos y contarme anécdotas de sus viajes y su niñez en su bello Patulul, lugar donde nació.
En nuestras largas excursiones no faltaban los juegos de preguntas de historia y de cultura general. Hasta la fecha, tengo en la punta de la lengua “Keops, Kefrén y Micerino”, la respuesta a cuáles eran las tres pirámides de Egipto, con la que competía con mis hermanos para responder primero.
Frases como “el dinero se hace, un buen hombre jamás”, “que tu mano derecha nunca sepa lo que hace la izquierda”, “si manejas despacio te dará tiempo para pensar qué hacer en algún incidente”, “el inglés y la computación serán el futuro y les abrirán puertas profesionales”, entre otras que se han convertido en un legado que han llegado hasta mis hijos.
Su ejemplo de sencillez, su capacidad de perdonar, de buen hijo, hermano, padre, esposo y amigo forman parte de su herencia.
Su carisma con mis amistades y la facilidad para hacerlas sentir miembros de la familia fue admirable, bastaba con presentarlos para que pronto fluyeran bromas, chistes y carcajadas. Con su rostro siempre sereno, paternal y sonriente irradiaba tanta confianza que casi de inmediato todos se sentían acogidos.
“Papuchita”, me decía al acurrucarme en sus brazos. Con besos y apapachos era fácil convencerlo de cualquier capricho.
Su temprana partida
El Señor le dio un corazón tan grande, que se empezó a debilitar tras el primer infarto a sus 45 años. Un 15 de agosto, con apenas 55 años de edad, vi cómo su mirada se hacía fija, luchando aun por respirar. Mientras el médico inyectaba altas dosis de morfina le susurré al oído cuanto lo amaba, “no me abandones”, le dije, “no podré vivir sin ti… ”, pero en esta ocasión no hubo dosis de medicamento suficiente que hiciera efecto, ni toda clase de esfuerzos por reanimar su débil corazón. Ese día perdió la batalla terrenal.
Con el transcurrir del tiempo, sé que nunca se ha ido de mi lado, he sentido su presencia espiritual en cada instante de mi vida y no me cabe la menor duda que está a la diestra del Padre intercediendo por mí, librándome de accidentes, cáncer, asaltos y de cuanta maldad y adversidad me enfrento a diario.
Ver a un gran hombre como mi padre, me hizo entender cuán importante es tener a un compañero de vida como esposo, para construir juntos una amorosa familia y un sólido matrimonio. Fue con su ejemplo que decidí seguir a mi corazón para conocer y amar el alma de quien hoy es el amor de mi vida y el padre de mis hijos.
Hasta este día, mi familia entera sigue disfrutando de esa herencia millonaria que mi padre nos dejó.
Comments (3)
ROLANDO FLORESsays:
junio 24, 2019 at 8:46 amExcelente mensaje. Existen angeles que Dios manda para que nos cuiden y protejan durante su estancia aquí en la tierra y habiendo cumplido su objetivo, Dios los recibe con los brazos abiertos por el buen trabajo realizado. Esta herencia debe seguir su proceso para las siguientes generaciones poniéndolas en practica diariamente. Bendiciones y que Dios la siga protegiendo tomando en cuenta que EL es nuestro único Salvador.
Ingue Roxanda Santizo Floressays:
junio 24, 2019 at 2:21 pmAunque mi Padre hoy está muerto, vive por siempre en mis memorias y habita en mis recuerdos al igual que en los recuerdos de mis hermanos.
Sus enseñanzas nos ayudan a enfrentar la vida y su ejemplo nos estimula a seguir adelante.
Gracias PAPITO GUAYO por haber existido y por ser hoy la luz de nuestras vidas.
Guardo el mejor de mis recuerdos de mi Papá GUAYO. Vivimos orgullosos de él por su ejemplo, su dedicación, por lo que nos enseñó y sé que nos dio todo lo que tenía. AMOR
Gracias por todos los momentos que vivimos, por todos los valores que nos inculcaste, por enseñarnos que a pesar de las circunstancias siempre debemos luchar por lo que queremos, por demostrarnos que una sonrisa se pueden cambiar muchas cosas.
Sin duda te amamos y te extrañamos.
Papito GUAYO dicen que solo se muere cuando se olvida y nosotros tus hijos Guayito, Claudita y yo…NO TE OLVIDAREMOS.
GRACIAS hermanita por tan bellas palabras para nuestro amado y recordado PAPÁ GUAYO. Nuestra Herencia Millonaria
Hedi Rolando Flores Ochoasays:
junio 26, 2019 at 7:38 pmMi tío Guayo fue un hombre que marcaba tu mente tu corazón tu vida siempre recuerdo su linda forma de ser como puede un hombre honesto trabajador emprendedor humilde que siempre tenía una sonrisa efervescente de tranquilidad y de bondad que hacia que todo mundo confiara en el cuántos recuerdos hermosos cuanto tiempo vivido a su lado añorando ser tan siquiera un poquito de lo que el fue hay hombres que te marcan tío Guayo me marcó hoy puedo decir que a mi Hedi Rolando Flores Ochoa me dejo una gran herencia gracias por tus consejos y tu Don de gente hasta el cielo Tío Guayo se que ese angelote que te convertiste siempre vela por nosotros