Han pasado 18,250 días de experiencias, de anécdotas, de lágrimas, de risas, de tantos momentos que han marcado mi corazón y mi mente, ahora comprendo qué significa cumplir 50 años.

Sin darme cuenta llegué a los 50 años, esa edad que en algún momento vi lejana y hasta inalcanzable, pero sí, bendito sea Dios ¡llegué! Aún no descubro sí dejando huella, marcando o construyendo un legado, lo que sé es que estoy agradecida por cada día, con cada despertar, con todas y cada una de las experiencias por las que he pasado.

Después de haber pasado varios eclipses totales, terremotos, tormentas tropicales, un pequeño cáncer, un divorcio, robos, pandemia superada -digo superada, pues pasé el Covid en la primera ola, sin vacuna y sin nada-. En fin, miles de experiencias en las que he aprendido tanto. 

Debo decir que no todo ha sido malo, ha habido cosas lindas y positivas: mis hijos, esa maternidad que hoy me vuelve loca, estudios superados, viajes inolvidables, trabajos satisfactorios, y recientemente ser espectadora de cómo la perseverancia trae recompensas, puedo decir que en mis primeros 50’s vi cómo guatemaltecos sumaron medallas olímpicas para nuestro país.

Cuando recién me divorcié quedé devastada, pues crecí en una familia y en un hogar donde mis padres siguen juntos después de 52 años, me estresada haberme convertido en la “sola” de la familia y la divorciada de mis amigas, pero eso no me detuvo, disfruté mucho el tiempo de mamá soltera, compartí mucho con mi hija, formamos un lazo irrompible que nos permitió desarrollar cierta complicidad que seguimos disfrutando.

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No hay edad para el amor…

Pasó el tiempo y conocí a quien hoy es mi esposo, pensé que no volvería a pasar, aunque en el fondo de mi corazón anhelaba la familia que formé en mi mente. En diciembre de 2023, recién cumplidos mis 50, volví a dar el sí, un sí que nos ha llenado enormemente, no solo a nosotros como pareja, también a mis hijos. Tuvimos una boda soñada, quizá no fue glamurosa ni onerosa, fue una celebración sencilla, frente a mi lugar favorito -el mar-, rodeada de mi familia y amigos, los mejores. Confirmo: no hay edad para el amor…

Cada día me levanto con ganas de seguir viviendo, de luchar, aunque algunas veces no todo es bueno ni tan bonito, hay días grises llenos de incertidumbre, los cambios hormonales atacan y la estresante vida actual nos aborda de una manera diferente a todas. 

En las últimas décadas el tiempo ha transcurrido rápidamente y la tecnología nos tiene de un hilo, y sí, porque si nos estancamos nos quedamos atrás con todo, literal. 

Doy gracias a Dios por esos momentos grises y por los coloridos porque sé que llegar a esta edad está sobrevalorado.  

Lecciones de vida de los 50

Recientemente fallecieron dos “sobrinas” por enfermedades terminales, las dos menores de 28 años. Su partida me hizo cuestionarme ¿qué estamos haciendo de nuestras vidas? ¿Cómo ser mejor a los 50? 

De esas interrogantes nacen estas lecciones que considero importante poner en práctica en cualquier etapa de la vida, pero son imprescindibles si ya estás en la época de oro.

1. Agradecer a Dios, por tanto. Por ese arcoíris en el cielo, por esa fuerte lluvia, por el vecino malhumorado, por el compañero de trabajo tan callado, por la multa, por los logros de otras personas, al final del día, todo son experiencias.

2. Amar sin límites, sin medida. Como decía San Agustín, “la medida del amor, es amar sin medida, a todos, sin excepción. Está práctica es buena, se puede empezar en casa, porque no es el amor implícito, sino el amor que damos en los momentos difíciles a los compañeros de tráfico, por ejemplo, un gesto amable no nos quita nada, estamos hechas para servir a los demás y el amar nutre el corazón de cosas lindas, lo hace florecer.

3. Disfrutar cada etapa. Podemos segmentarlo en años, hacer una retrospectiva de lo que hemos vivido cada 10 años, y sí, que mejor momento para iniciar los 50 con mejores ideas, con más retos y aprender de los anteriores, 

4. Hacer ejercicio físico y mental.  esta edad es imprescindible, físico para ayudar a nuestro cuerpo a mantenerse mejor y mental para que nuestra mente se nutra de momentos plenos internos, que ayudarán a que funcionen mejor, que se logre el match cuerpo y mente

5. Vivir el hoy. En esta etapa los prejuicios ya están demás, el que dirán ya se acabó, lo que pasó en estos 50 años no se puede repetir ni retroceder, pero sí se puede aprender mucho y sacar lo mejor. Tampoco se cuenta para adelante… aunque no queramos, cada día que pasa es un día menos de vida.