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50 no es una edad, es una postura ante la vida

50 no es una edad, es una postura ante la vida

Los 50 años no son solo una edad, es la actitud para abrazar la vida desde la experiencia, la autenticidad y el poder de ser tú misma.

Crecemos creyendo que la edad es un marcador inflexible, una línea que divide lo que podemos hacer de lo que debemos dejar de intentar. Nos enseñan que hay plazos para todo: para emprender, aprender e incluso para ser, hasta creemos que dichos plazos tienen fecha de caducidad. Sin embargo, cuando llegué a los 50 años, me di cuenta de que más que un número, los 50 representan una postura ante la vida.

Descubrí que esta etapa no es una rendición ni una retirada, sino una oportunidad para vivir con la claridad que solo la experiencia y la madurez te pueden dar. Si los 40 fueron para construir, los 50 son para disfrutar lo que hemos sembrado y ser más intencionales en nuevos proyectos.

Los 50 y el nido vacío

Mis 50 años me alcanzaron justo cuando la puerta del nido vacío comenzaba a abrirse. Mi hija menor, esa pequeña que había llenado de risas mi casa, estaba a solo 32 días de iniciar su aventura universitaria. La emoción de verla volar a 14,308 kilómetros de distancia se mezclaba con una sensación de vacío que no había anticipado del todo.

Lo confieso, no pude evitar que mi corazón proyectara repetitivamente esa película de mi maternidad, pero con un tono algo acusador: ¿abracé lo suficiente a mis hijas? ¿Las consentí o las reprendí de más? ¿Aproveché bien el tiempo con ellas? ¿Qué tan presente he sido en sus vidas? Por favor, dime que tú también has visto ese paño de culpa incluso en tus mejores momentos.

Mientras mi hija contaba con entusiasmo los días para su nueva vida, yo luchaba por aceptar que mi hogar pronto se extendería a través de FaceTime y WhatsApp. ¿Cómo adaptarme a ese cambio? ¿Cómo encontrar consuelo en la distancia? No ha sido fácil, pero en medio de esa transición, algo en mí comenzó a cambiar también. Primero, busqué reconectarme con mi hija mayor, quien sigue a nuestro lado. Ella, una mujer independiente y resiliente, ha sido una gran compañía en este proceso. Me siento afortunada de tenerla conmigo y consolarnos juntas.

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El punto de inflexión

Después de ese temblor emocional -que no sé si ya terminó-, he concluido que los 50 no son solo una edad; son un punto de inflexión, una invitación a replantear nuestras prioridades y redescubrir quiénes somos más allá de los roles que hemos cumplido, sí somos algo más después de ser esposas, madres y profesionales.

Yo, he aprendido a ver la belleza en el vuelo de mis hijas. Aceptar que lo que más amamos está destinado a brillar con su propia luz ha sido uno de los regalos más poderosos que esta etapa me ha traído. Acepté que amar también es aprender a dejar ir.

Ahora todo tiene sentido. Hace un par de años, junto a una amiga, decidimos formalizar aquello que nos apasiona y juntas nos animamos a emprender en el área de la comunicación. Lejos de estar en un tiempo de jubilarme, siento que estoy en el momento perfecto para dedicarme plenamente a lo que, por años, había relegado en favor de otros proyectos. Al final, nunca es tarde para empezar de nuevo, y mucho menos para disfrutar haciendo aquello que amamos. El camino no ha sido fácil, pero cada pequeño triunfo me ha recordado que el esfuerzo vale la pena. Y las porras de mi cómplice y socia han sido un gran aliciente.

En serio, sin importar si tienes 30, 40 o 50, no permitas que tus sueños se queden en sueños. Formalízalos, puede que se conviertan en tu soporte emocional y económico a la vuelta de los años.

El comienzo de una vida auténtica a los 50

Con certeza puedo decir que los 50 años son el punto de partida para una vida más auténtica, donde no estamos obligadas a correr ni a cumplir con los ritmos que otros imponen. Es el tiempo para elegir a quién quieres tener cerca y a quién alejas… Es el momento de elegir conscientemente a quienes amas.

Este es el momento de construir lo propio, de gastar las energías en aquello que realmente te mueve y llena de satisfacción. Es la temporada de reconocer que las limitaciones no son un obstáculo, sino una oportunidad para encontrar nuevas formas de crecer.

Si alguna vez has sentido que la edad marca el fin de tus sueños, te invito a reconsiderarlo. Los 50 años no son una señal de que el tiempo se acaba, sino el inicio de un nuevo capítulo que está esperando que lo empieces a escribir.

Mujer, esposa y madre. Robadora de frases. En proceso de construcción. Amante de los viajes, buenos libros y museos.

Marly Leonzo – who has written posts on Ladrona de frases.


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