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50 años: resurgir sin urgencia

Con los 50 años nos enfrentamos a un momento de reflexión sobre los sueños cumplidos y las lecciones aprendidas. Descubrimos que lo más valioso en la vida no llega de inmediato, sino que crece lentamente sobre una base sólida.

Lo más valioso lleva tiempo, pero crece sobre una roca sólida; esa verdad me guía ahora. Recién cumplí 51 años y me he percatado de que muchas metas de la vida esperaba verlas cumplidas a esta edad. Me recuerdo muchas veces diciendo: “Cuando tenga cincuenta…” Y ahora, al mirar atrás, y cuidando no pecar de vanagloria, puedo decir satisfecha que he cumplido todas las metas importantes, los sueños más anhelados y las experiencias más excitantes.

– Mis sueños de niña eran ser esposa, con una casa linda y un árbol en la puerta: recibido ✅

– Luego, ser madre y criar a mis hijas para que estudiaran en el extranjero: hecho ✅

– Ser profesional, estudiar maestrías, certificados y ser eficiente en mi trabajo: cumplido ✅

– Viajar a ciertos países con mi familia y disfrutar con ellos bellas experiencias: vivido ✅

– Servir en la iglesia activamente: realizado ✅

Dios ha sido bueno y me ha permitido vivir los sueños de mi corazón, pero también me ha enseñado que, aunque todo esto es maravilloso, no lo es todo; solo Él es necesario.

Tiempo para llorar

Dentro de toda esta dicha, metas cumplidas y milagros recibidos, también hay un inventario de hechos que han quebrado mi corazón. Algo que no esperaba que sucediera a los 50 años era no ver más a mis padres y hermano; perder cosas valiosas —sí, son cosas, pero dolió—; llorar desde los huesos enfermedades de quienes amaba; dejar de ver amistades que eran familia; partir de lugares donde quería estar siempre y aceptar verdades que no esperaba. En fin, momentos en los que pensé que no me iba a recuperar y que el dolor no iba a acabar, pero fui consolada, sané, me fortalecí y resurgí. Y lo haré nuevamente si es necesario.

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La vida después de los 50

Hoy, pasados los 50, me percato de que la vida no terminaba aquí, que aún hay tiempo que debo aprovechar con sueños y nuevas metas. Dios tiene mucho más por trabajar conmigo y a través de mí. Me siento fuerte, llena de vida, hermosa y lista para lo que viene.

Mirando hacia el futuro, entiendo que seguiré siendo esposa, madre, trabajadora, amiga y servidora. Eso es ya parte de mi vida, pero necesito nuevos sueños, metas y vivencias que anuden mi estómago. Aunque los que me conocen, siempre me dicen que tiendo a ser una persona pacífica y paciente, los más cercanos aseguran que no siempre es así. Yo misma sé cuántas veces me desvelé, enfermé o lloré por querer que las cosas se dieran rápido. Por eso, hoy sé que necesito resurgir y volver a esperar que algo grande y anhelado venga, pero sin duda será a su tiempo. Nada urge, principalmente no lo importante.

Lo valioso lleva tiempo

A diferencia de cuando era niña, descubrí que las cosas no se dan de un día para otro. Las más valiosas llevan un proceso. Las metas importantes no tienen que ver con marcas o precios, sino con disfrutar lo que tengo. Que el éxito no se mide por un puesto o un salario, sino por agregar valor con lo que lograste. Y que más que acumular personas en tus contactos, es vivir en armonía con las que tienes y dejar que Dios vaya añadiendo. Pero lo que más he aprendido es que debo anhelar sin urgencia. Si no se dan o se pierde algo, sé que volveré a levantarme más fuerte.

Sí, voy a tener nuevas metas y sueños. Voy a creerle a Dios y esforzarme para hacer mi parte, pero voy a esperar, con una taza del café que me gusta, a que Dios me diga que ha llegado el tiempo.

Bautizada hace 16 años como “la mamá de las Trillis”. Estoy felizmente casada desde hace 26 años y mi fe se centra en Cristo. Soy profesional de recursos humanos, ahora empresaria y me realizo sirviendo en la iglesia, pero principalmente en mi rol de mamá.

Carolina Guerrero de Barillas – who has written posts on Ladrona de frases.


Carolina Guerrero de Barillas

Bautizada hace 16 años como “la mamá de las Trillis”. Estoy felizmente casada desde hace 26 años y mi fe se centra en Cristo. Soy profesional de recursos humanos, ahora empresaria y me realizo sirviendo en la iglesia, pero principalmente en mi rol de mamá.

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