
No seamos mártires. Dejemos de glorificar a las mártires de nuestra familia. Es la forma más efectiva de hacer malabares con la maternidad, dueñas de nuestros negocios, empleadas y aun así tener una vida feliz.
Muchas veces no es fácil combinar nuestra tarea de ser mamá con la crianza de hijos y al mismo tiempo perseguir nuestros sueños. No es algo que me hayan contado, lo he vivido en carne propia, pero eso no me ha impedido realizarme también como una mujer que ama la moda, los eventos, tener un blog, asesorar la imagen de las personas y por encima de todo, trabajar para darle una buena vida a mi familia.
Pero con solo 24 horas al día, siempre me preguntan ¿cómo lo hacés? No hay una fórmula secreta, pero sí varias cosas que he aprendido en el camino, y hoy deseo compartir con todas ustedes.
Estar fuera de casa puede ser duro. Trabajar a tiempo completo mientras criamos niños puede ser difícil. Así que, para aliviar el estrés de combinar ambas responsabilidades, me doy permiso para tomar mis descansos (un día sin lavar los trastos, ¿por qué no?). Mi mejor consejo es: sean flexibles, disminuyan sus expectativas, ríanse de ustedes mismas y traten de disfrutar los pequeños momentos.
Trabajo porque me encanta. Toda mi vida he trabajado. Recuerdo que fui vacacionista a los 16 años, y de ahí en adelante, me acostumbré a ganar mi propio dinero. Y lo hago porque me encanta, además, quiero compartir mis habilidades con los demás. Cuando encontramos nuestra pasión, lo que parece difícil, resulta que no lo es tanto.
Claro, también es una necesidad financiera. ¿Por qué trabajo? Es una necesidad financiera para sacar adelante a mi familia. Sin embargo, tengo una verdadera pasión por comunicar, asesorar a las personas en su imagen y ser una bloguera. Incluso si no tuviera necesidad financiera, crearía un trabajo para ocupar mi mente.
Aunque ha sido gran malabarismo y han habido factores estresantes, podemos enseñarle a nuestros hijos lecciones importantes sobre el trabajo: cómo (hacerlo) les resulta significativo, (cómo) mantener (su) independencia y (cómo) contribuir a la sociedad.
Confiar es la clave. Todo se reduce a delegar y no avergonzarse de pedir ayuda. Es importante que seamos profesionales y buenas madres, pero es mejor estar presente en ambos roles, en lugar de preocuparnos por fallarle a alguien todo el tiempo. Si estamos en nuestra casa, dejemos a un lado la compu o el celular; y si estamos en el trabajo, concentrémonos en ello.
No seamos mártires. Algo esencial para ser felices, es que dejemos de glorificar las mártires de nuestra familia. Esto es esencial para mantener nuestra salud mental y emocional, y también la forma más efectiva de hacer malabares con la maternidad, dueñas de nuestros negocios, empleadas y aun así tener una vida feliz.
Nuestra red de apoyo es importante. Rodéense de otras mujeres que tengan ideas afines. Es invaluable compartir con amigas que sepan por lo que pasamos, que puedan animarnos, darnos consejos y trucos, y que de vez en cuando pueden escuchar quejas y lágrimas. Sin ese apoyo, sería muy difícil hacer todo lo que tenemos que hacer como mujeres trabajadoras y madres.
Conozcamos nuestros límites. Mi consejo –casi final- para todas las mamis que trabajan a tiempo completo es conocer sus límites. Sepan cuánto tiempo necesitan solas, fuera del trabajo y de los niños, porque cuando nos quemamos, ambos partes sufrirán.
Así que disfrutemos cada momento. Intenten recordar, detenerse y oler las rosas tanto en el trabajo como con la familia. Disfruten los momentos, porque, al final del día, de eso se trata realmente.
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