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Por qué convertirse en una familia de acogimiento temporal

Te voy a contar algo que tal vez te incomode: hay decisiones que tomas en 5 minutos y que terminan redefiniendo quién eres para el resto de tu vida. Esta es la mía.

Soy parte de la familia Valdez Orozco, y durante más de 8 años hemos sido esa familia “rara” que abre su puerta a niños que sabemos se irán. Nueve pequeñas vidas han pasado por nuestro hogar, cada una con historias que te romperían el corazón, pero todas con algo en común: se fueron sabiendo lo que se siente ser amado incondicionalmente.

Cómo comenzó nuestra historia como familia de acogimiento temporal

Nunca planeamos convertirnos en una familia de acogimiento temporal. De hecho, ni siquiera sabíamos que existía tal cosa. Todo comenzó con una llamada que nos partió el alma: un bebé estaba por nacer y no tenía hogar. Iba a ser abandonado.

Sin pensarlo dos veces, dijimos “sí”.

Error garrafal, según todos los que nos rodeaban. “¿Cómo se les ocurre meterse en problemas legales?” “¡Están locos!” “¡Van a terminar en la cárcel!” Las voces de pánico llenaron nuestros días mientras cargábamos a esa pequeña vida de 23 días que nos miraba con ojos llenos de confianza.

El momento que lo cambió todo en el juzgado

Temblando de miedo, llegamos un lunes al juzgado con nuestra pequeña en brazos. Pasamos por oficina tras oficina, enfrentando miradas de desaprobación y algunas sonrisas compasivas, hasta que llegó el momento de la audiencia.

El juez nos miró, miró a la bebé, y algo mágico pasó. En lugar de regañarnos, nos felicitó. “Se ve que es amada”, dijo mientras observaba a nuestra pequeña. “Pero deben aprender a ayudar de la forma correcta.”

Esas palabras nos enviaron directo a la Secretaría de Bienestar Social para ser evaluados como familia de acogimiento temporal. Pasamos el proceso, fuimos aprobados, y así comenzó la montaña rusa emocional más intensa de nuestras vidas.

La primera despedida que nos enseñó el verdadero amor

Cuatro meses después llegó el momento que sabíamos vendría pero para el que nunca estuvimos preparados: teníamos que dejarla ir.

Te mentiría si te dijera que fue fácil. Lloramos como nunca. Sentimos que se nos arrancaba un pedazo del corazón. Pero en esa despedida entendimos algo que cambió nuestra perspectiva para siempre:

Acoger a un niño no es un acto egoísta. No lo hacemos por nosotros. Lo hacemos porque hay pequeñas vidas que necesitan saber que merecen amor, aunque sea temporal.

Por qué seguimos siendo familia de acogimiento después de 8 años

Porque hemos visto milagros. Hemos visto niños llegar con miradas vacías y marcharse con sonrisas genuinas. Hemos sido testigos de cómo el amor puede sanar heridas que parecían imposibles de cerrar.

No somos una familia perfecta. Tenemos los conflictos que tienen todas, discutimos, vivimos días difíciles como cualquiera. Pero hay algo claro: damos de lo que por gracia hemos recibido.

A lo largo de estos años, hemos experimentado el amor puro y verdadero a través de estas pequeñas vidas, que han venido a llenar de alegría nuestro hogar, permitiéndonos ser parte de sus vidas por algún tiempo.

Cada niño que se va se lleva un pedazo de nuestro corazón, pero deja algo invaluable a cambio: la certeza de que el amor verdadero no se mide en tiempo, sino en intensidad.

El compromiso que llevamos hasta el final

Tal vez estos niños no nos recuerden cuando crezcan. Tal vez sus nuevas familias borren nuestros rostros de su memoria. Pero nosotros jamás los olvidaremos.

Hoy somos parte de la historia de todos estos niños. Han llegado a cambiar nuestras vidas y nuestro hogar, enseñándonos que Dios no ve lo que tenemos económicamente para dar, sino el corazón dispuesto para dar.

Cada noche oramos por cada uno de ellos. Pedimos que donde sea que estén, sepan que hay una familia que los amó con todo el corazón y que seguirá haciéndolo hasta nuestro último día.

Nuestras vidas jamás serán las mismas, porque al dejar partir a cada niño, se va físicamente pero cada uno permanecerá siempre en nuestros corazones, dejándonos el compromiso de orar siempre por sus vidas, para que donde sea que estén, tengan siempre la seguridad que alguien ora a Dios por ellos.

También puedes leer: Las 8 despedidas más difíciles de mi vida

Razones para convertirse en una familia de acogimiento temporal

Si te preguntas por qué deberías dar este paso, te comparto las razones que descubrimos en el camino:

Porque hay niños que necesitan saber que merecen amor. En Guatemala, miles de niños viven en instituciones esperando una oportunidad. Tu hogar puede ser esa luz en su oscuridad.

Porque el amor no se mide en tiempo. No importa si son días, meses o años. Lo que importa es la intensidad del amor que les das mientras están contigo.

Porque tú también serás transformado. Cada niño que llegue a tu hogar te enseñará algo sobre el amor incondicional, la resiliencia y la esperanza.

Porque es un acto de fe. Confías en que estás siendo parte del plan de Dios para esa pequeña vida, aunque no entiendas el panorama completo.

¿Por qué convertirse en una familia de acogimiento temporal? Porque hay amores que no necesitan durar para siempre para ser eternos.

Aprende más sobre el acogimiento familiar.

Comprometida con el amor al prójimo, el servicio a Dios y amor por los niños

Saidy Orozco de Valdez – who has written posts on Ladrona de frases.


Saidy Orozco de Valdez

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