Presiona ESC para cerrar

Abriendo las puertas del corazón: llamado al acogimiento familiar

“Dios me llamó, yo obedecí abriendo mi corazón al acogimiento familiar”

Quiero contarte mi historia. Hace unos años, una peregrinación a Tierra Santa cambió completamente el rumbo de mi vida y me llevó a descubrir el acogimiento familiar temporal. Desde entonces, he abierto mi hogar a tres niños y esta experiencia ha transformado no solo sus vidas, sino también la mía. 

Te comparto los desafíos, las alegrías y los frutos de esta misión de amor, porque creo firmemente que todas las personas pueden cambiarle la historia a un niño. 

El momento que cambió todo

En 2018 tuve la oportunidad de participar en una peregrinación a Tierra Santa que transformó completamente el rumbo de mi vida. Estando allí, pude sentir cómo el llamado de Dios para atender a los niños se convertía en una realidad tangible.

Al regresar, investigué sobre el programa de acogimiento familiar temporal y en 2020 logré acreditarme como familia sustituta. Esto significa que recibo en mi hogar a niños cuyos derechos han sido vulnerados, ofreciéndoles un espacio seguro mientras se resuelve su situación legal y se encuentra la mejor solución permanente para ellos.

Mi primer paso en el acogimiento familiar temporal

Entre nervios y emoción, recibí mi primera llamada para acoger a una niña. Por diversas razones, ese acogimiento no se concretó, algo que ahora agradezco porque me di cuenta de que no estaba completamente preparada. Dos meses después llegó la segunda oportunidad y, gracias al apoyo incondicional de mi familia y amigos, recibí mi primer acogimiento: una hermosa niña de 3 años que llegó a revolucionar mi mundo.

Y digo «revolucionar» porque soy soltera, tengo un trabajo demandante, pero también un llamado muy fuerte de Dios. Esto implicó transformaciones profundas: desde acondicionar un cuarto con todo lo necesario para un niño, hasta aprender a ser mamá mientras ayudaba a una pequeñita a conocer a Dios, sanar su corazón y encontrar paz con su historia.

Una red de amor

Ser mamá por acogimiento temporal no es fácil. Conlleva muchos retos, aprendizajes y requiere una valentía que va más allá de lo que imaginé. Pero de algo estoy completamente segura: no lo hago sola.

Tengo una familia que se ha abierto a recibir a estos niños como miembros más de nuestra familia, amándolos con la misma intensidad que yo. Mis amigos han comprendido esta misión y me han apoyado con donaciones: ropa, leche, pañales, juguetes y mucho más. Incluso hemos creado un grupo de oración que se reúne diariamente para interceder por los pequeños que acojo y por todos aquellos niños que aún no cuentan con una familia.

Tres historias, un mismo amor

Hasta ahora he tenido tres acogimientos, cada uno único y especial:

Mi primera niña, ahora de 8 años, se quedó conmigo bajo la figura de familia comunitaria, la mejor solución para su caso. Esto significa que permanecerá conmigo el resto de su vida, aunque no lleve mis apellidos.

Mi niño, ahora de 4 años, ha crecido conmigo desde los dos meses de edad y continúa bajo acogimiento temporal.

Mi bebé estuvo conmigo diez meses antes de regresar con su familia biológica.

Cada uno llegó con su propia historia y sus propios desafíos, desde médicos hasta legales. Pero todos compartían algo fundamental: el deseo de sentirse amados y de saber qué es una familia.

También puedes leer: Mi hijo con talentos especiales

Beneficios del acogimiento familiar temporal

Numerosos estudios demuestran que el cerebro infantil se desarrolla mejor y crea conexiones neuronales más sólidas a través del apego seguro, el cual se forja en el seno familiar. Por eso es tan crucial abrir las puertas de nuestros hogares a estos niños, para que conozcan qué significa tener una mamá, un papá, un hermano, poseer cosas propias y recibir atención personalizada.

Los niños que han tenido la oportunidad de vivir en familia crecen más seguros, tienen mayor estabilidad emocional, mejor manejo de sus sentimientos y enfrentan menos riesgos de pertenecer a maras, pandillas o caer en adicciones.

Cuando el amor duele

Cuando alguien me pregunta: «¿Cómo haces si duele la despedida?», mi respuesta es clara: sí, duele, pero el dolor nunca es más grande que los frutos y los cambios tan palpables que vemos en los niños.

Recordemos que José y María decidieron acoger a Jesús cuando Dios se lo pidió, y ese acogimiento cambió el rumbo de la historia del mundo.

¿Estarías dispuesto a cambiarle la historia a un niño?

Estoy segura de que tu primera respuesta sería «sí», porque si hoy un niño llegara a tocar la puerta de tu casa pidiendo acogida, no dudarías en abrírsela.

Entonces, no le tengas miedo al acogimiento. Tenle miedo a que muchos niños crezcan solos en instituciones, sin saber qué es una familia.

Cómo puedes ayudar

Si definitivamente no puedes convertirte en familia de acogimiento familiar temporal, hay muchas formas de apoyar:

  • Donaciones en especie para las familias de acogimiento temporal
  • Ofreciendo tus servicios a bajo costo o gratuitamente para atender a estos niños
  • Orando e intercediendo por nosotros y por los pequeños

Si te gustaría saber más sobre cómo apoyar esta misión, contáctanos en Instagram: @acogiendocorazones_gt

Más información: Madre y padres sustitutos

Hija De Dios. Sobreviviente de cáncer. Mamá de corazón.

María Mendoza Yaquian – who has written posts on Ladrona de frases.


María Mendoza Yaquian

Hija De Dios. Sobreviviente de cáncer. Mamá de corazón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.