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En el túnel de la depresión

Abro una parte tan vulnerable de mi vida para pedirte que no dejes sola a la persona que está atravesando por un proceso de depresión, confieso que en ese proceso necesitamos mucha, mucha ayuda.

Cuando leí la primera columna sobre este tema, viajé en el tiempo hasta una etapa muy oscura de mi vida, que hoy pongo en la mesa para exponer lo que se siente lo que nadie entiende y ni comprende.

Muchos creen que la depresión es solo cuestión de estado de ánimo, que es por llamar la atención, que uno está así porque quiere y que es cuestión de fuerza de voluntad. Si tan solo supieran lo que realmente se siente…

Pero nada dura para siempre

Atravesé por una depresión que casi me cuesta la vida. Tenía 23 años, con toda una vida por delante, como decía todo el mundo. Estaba comprometida, a tres meses de casarme, llena de sueños e ilusiones. De pronto todo se esfumó. Un asalto, tres delincuentes y dos balas terminaron con todo. Ese suceso no solo arrancó su vida, también la mía. Todo lo que movía mi mundo dejó de existir en ese instante. Ante la mirada, palabras y poca comprensión, opté por vivir todo en silencio, escondí mi dolor y me hundí dentro de un túnel sin salida.

Regresé a vivir con mis padres, ellos se encargaron de mí en ese proceso y con paciencia  me ayudaron a exteriorizar mis sentimientos, buscaron ayuda profesional y después de dos años empecé a ver la luz que se había escondido tras una inmensa y densa nube negra. Empecé a hablar y me dejé ayudar, cerré mis oídos a los comentarios mal intencionados o ignorantes y tuve mi segunda oportunidad.

Con el tiempo aprendí a vivir con ello, le pedí a Dios que me dejara volver a encontrarme con el amor y me escuchó. Conocí a mi esposo, a quien amo profundamente y le estoy inmensamente agradecida porque me apoya, acepta, ayuda y ama. Él venía con dos hijos maravillosos a los que adoro con toda mi alma. Años después perdí a mis padres, pero esta vez lo enfrenté con más entereza, no se supera, pero se aprende a sobrellevar.

La depresión es algo que nos supera, no es por llamar la atención, por ganas o por falta de voluntad. Es una enfermedad muy difícil. Son muchos monstruos con los que hay que luchar. Pero nada dura para siempre.

La depresión no la enfrentamos solamente con la pérdida de un ser querido, la atravesamos con cada momento que nos cuesta aceptar. Ya no somos tan jóvenes, empiezan los hilos de plata, el metabolismo cambia. Las personas se alejan, una relación que creímos eterna no funciona más. Las razones que nos pueden llevar a ella son innumerables.

Yo puedo decir que aprendí que lo que cuenta es el hoy, a decir te amo cuando lo siento, porque no sé si tendré la oportunidad de volver a decirlo. Hago oídos sordos a las críticas destructivas. Tomo cada momento y lo guardo en mi corazón, disfruto a mi familia y cada bendición que el cielo me regala. Hoy veo para adelante, acepto mis errores, me acepto tal cual soy y estoy en la búsqueda de ser mejor y a estar feliz conmigo misma.

Mujer, esposa, compañera, amiga, amante del buen café y los buenos libros.
Creciendo, amando y reinventándome cada día.

Maria Catalina Estévez – who has written posts on Ladrona de frases.


Maria Catalina Estévez

Mujer, esposa, compañera, amiga, amante del buen café y los buenos libros. Creciendo, amando y reinventándome cada día.

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