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Embarazo tras 6 años de infertilidad que desafió a la ciencia

Después de años de intentos, tratamientos fallidos y oraciones, viví lo que parecía imposible. Hoy puedo decirte con certeza: sí, es posible un embarazo tras infertilidad.

Contra todo pronóstico médico, mi milagro llegó… y con él, una historia que merece ser contada.

No fue un proceso corto, ni fácil. Hubo diagnósticos devastadores, lágrimas silenciosas, y momentos en los que sentí que Dios se había olvidado de mí. Pero también hubo fe, promesas, y una esperanza que no se apagó. Esta no es solo una historia sobre embarazo e infertilidad, es una historia sobre cómo la fe puede sostenernos incluso cuando la ciencia dice “no”.

Como muchas parejas, mi esposo y yo decidimos esperar un año antes de buscar a nuestro primer hijo. Pero al intentarlo, mes tras mes, nada sucedía. Lo que parecía algo sencillo se convirtió en el inicio de un largo proceso de infertilidad.

Durante años consultamos a especialistas, realizamos todo tipo de exámenes: pruebas hormonales, análisis de fertilidad, estudios de trompas y muchos más. Visitamos clínicas, tomamos tratamientos, nos aferramos a cada intento. Pero la respuesta era siempre la misma: “Las posibilidades de concebir de forma natural son mínimas.” Eso fue lo que dijo el especialista.

Seis años, muchas lágrimas… y una fe que no se apagó

Aunque todo parecía estar en contra, no podía rendirme. Pero tampoco podía evitar preguntarle a Dios:“¿Por qué esto es tan difícil para nosotros?”

Sabía que los hijos son herencia del Señor, pero me sentía excluida de esa promesa. Con el tiempo, las emociones se acumulaban: frustración, tristeza, impotencia. Sin embargo, sin darme cuenta también ocurrió algo hermoso: nuestra fe creció. Orábamos juntos, leíamos la Palabra y aprendimos a caminar con Dios en medio de la espera.

Cada mes fue una montaña rusa de esperanza y frustración, pero dentro de nuestro corazón seguíamos creyendo que algún día llegaría ese anhelado embarazo tras infertilidad.

En 2018, tres personas distintas me dieron Palabra profética con fechas específicas. Esas promesas se volvieron mi ancla. Me aferré a ellas, aunque a veces también me llenaban de temor. Hasta que un día, después de años de intentarlo todo, decidí rendirme en el mejor sentido: “Ya no más tristeza, ya no más llanto. Te lo dejo todo a ti.”

Dejé de contar ciclos, dejé de intentar controlar el proceso. Le entregué a Dios mi deseo más profundo.

El test de embarazo que cambió mi vida

Una tarde regresaba de dar clases de natación cuando sentí un antojo repentino por camarones. En ese momento recordé que mi periodo no había llegado.

Me dije: “Ya no gastaré más en pruebas de embarazo.” Pero le oré a Dios y le dije: “si encuentro una que cueste menos de Q20, la compro.” Encontré una por Q9.50 y me reí porque parecía su respuesta directa.

Al hacerme la prueba, solo salió una rayita. La dejé a un lado y me fui a cocinar. Cuando regresé… había dos. Nunca imaginé que aquella sencilla prueba sería la confirmación del embarazo tras infertilidad, por el que tanto había orado y esperado.

Corrí al hospital. La enfermera, que ya conocía mi historia y me había visto llegar cientos de veces y recibir el mismo resultado. En esta ocasión me entregó el sobre con el resultado, me miró a los ojos y dijo: “Dios es fiel con sus hijos.”

Abrí el sobre y cuando leí la palabra “POSITIVO”, rompí en llanto y casi me desmayo del impacto, pero la enfermera me sostuvo con un fuerte abrazo. No tengo palabras para describir lo que sentí, después de seis años de infertilidad… estaba embarazada.

Un embarazo que desafió a los médicos

El doctor confirmó que no era médicamente viable estar embarazada, pero confió mi milagro. Yo no sabía que era el primero de los muchos que me acompañaron en el proceso.

A las 17 semanas, los médicos detectaron un derrame pleural en el bebé: una acumulación de líquido alrededor de sus pulmones. Más tarde, a la semana 37, el diagnóstico fue aún más grave: hernia diafragmática congénita. Su diafragma no se había cerrado completamente y algunos órganos habían subido al pecho, afectando el desarrollo de los pulmones.

Los médicos nos prepararon para lo peor. Pero nosotros decidimos prepararnos para creer. Nos aferramos a la fe, a la Palabra y a la promesa.

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El quirófano estaba lleno de médicos listos para intervenir. Pero yo decidí empezar a cantar: “Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es…”

El médico me advirtió: “Si no te muestro al bebé, es porque viene mal”, pero en cuanto lo escuché llorar, supe que Dios había respondido. ¡Benjamín nació sano! Contra todo diagnóstico. Contra todo informe que quedó documentado en múltiples exámenes.

¿Infertilidad? Nada es imposible para Dios

Si estás atravesando un proceso como el mío, un embarazo tras diagnósticos de infertilidad, te puedo decir con toda honestidad que sí, es posible un embarazo después de años de infertilidad, pero más que eso: es posible vivir el proceso con fe y esperanza.

Lo que me sostuvo:

  • Orar constantemente: “Dame la fe para alcanzar mi milagro.”
  • Ayunar: fortaleció mi espíritu y disciplinó mi corazón.
  • Leer la Palabra: encontré promesas que me sostenían en cada espera.
  • Buscar apoyo: rodeate de personas que crean contigo.
  • Soltar el control: cuando solté, Dios actuó.

Tu historia no tiene que ser igual a la mía, pero Dios sí es el mismo. Él no llega tarde. Él no olvida. Él cumple.

Y el final… fue doble

Hoy tengo en mis brazos al milagro que esperé durante seis años. Benjamín es la prueba viviente de que un embarazo tras infertilidad no solo es posible, sino que puede ser el inicio de una historia de fe y redención.

Y para asombro del doctor —y desafío a la ciencia—, después de Benjamín llegó Aitana. Dios no solo da una bendición, Él bendice sin medida. Hoy tengo el privilegio de ser mamá… de dos milagros.

Soy hija de Dios, esposa y madre. He descubierto que la oración y la Biblia son las herramientas más poderosas que Dios nos dejó para verlo hacer milagros en la tierra. Creo firmemente que los procesos largos también pueden dar frutos eternos.

Milvia Mayén de Lucero – who has written posts on Ladrona de frases.


Milvia Mayén de Lucero

Soy hija de Dios, esposa y madre. He descubierto que la oración y la Biblia son las herramientas más poderosas que Dios nos dejó para verlo hacer milagros en la tierra. Creo firmemente que los procesos largos también pueden dar frutos eternos.

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