A los 50 he cambiado mucho, ni siquiera soy la misma de hace un año, pero en medio de los cambios físicos, hormonales y emocionales sé que el corazón alegre hermosea el rostro.
Bienvenida a esta segunda parte de mi vida… ¡la mejor parte! A los 50 he cambiado mucho, ni siquiera soy la misma de hace un año y eso es bueno. Ha habido cambios físicos, hormonales y emocionales.
Para mí es conmovedor pensar en esta etapa donde me encuentro. Es un tiempo en el que de cierta manera, me puedo enfocar un poco más en mí misma. ¿Te ha pasado que tu alrededor ha girado en torno a la familia, los hijos, el esposo o la casa?
Así que cabe la pregunta ¿dónde queda nuestra persona, nuestra esencia? Es posible que por ocuparte de todo y de todos te descuides. No me refiero únicamente al aspecto físico, también de salud y hasta los sueños, los anhelos. Probablemente dejaste en pausa tus estudios, un trabajo muy apasionado, escribir un libro, un artículo o quizás un viaje…
Cualquier situación que haya sido, quiero decirte que nunca es tarde para retomar, para caminar o para correr. Tu momento es ahora, si lo has estado pensado, actúa, no dejes pasar más tiempo. Probablemente has querido bailar flamenco, tomar clases de natación o pintar, todo lo que requieres es una decisión que te lleve a estar más feliz, más contenta, más satisfecha.
Me he sentado a reflexionar sobre lo que hice con mi vida, lo que estoy haciendo y lo que quiero en un futuro. He pensado mucho en la importancia de verme y sentirme bien.
Nunca es tarde
Te tengo una buena noticia: puedes empezar algo totalmente nuevo en este momento. Te lo digo por experiencia. Soy una persona alegre, positiva y creativa, regularmente tengo mil pensamientos dando vueltas en mi cabeza y a veces no sé ni por dónde empezar. Usualmente trato de sacar lo mejor en medio del caos y la tormenta, pues estoy convencida de que lo mejor está por venir y a partir de este pensamiento busco a Dios, actúo, planeo estrategias y salgo adelante.
Alguien podrá pensar, tengo más de 50 años ya no hay nada que pueda hacer, y es por lo que te insto a que lo tomes como un reto. Piensa en aquello que hayas querido hacer, algo que se quedó dormido o enterrado. ¿Ya lo recordaste o necesitas un poco más de tiempo?
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Te exhorto a escarbar en lo más profundo de tu ser y buscar todo aquello que dejaste guardado en un rincón de tu mente y de tu corazón.
Hice el mismo ejercicio, luego de pensar y buscar un cambio, en un instante vino un recuerdo de niña, había un álbum llamado Muñequitas —posiblemente alguien lo recuerde, que consistía en vestir con diferentes atuendos a cada muñeca y lo que más me gustaba era combinar colores y hacer contrastes para resaltar a cada una. Esto trajo a mi memoria ese sueño dormido y decidí tomar cartas en el asunto y ahora me capacito para poder ayudar a las mujeres jóvenes o maduras a encontrar su mejor versión por medio de la asesoría de cómo vestirse bien y sacarle provecho al cuerpo, rostro y cabello.
Además, ahora sé que toda mujer debe cultivar su espíritu y que sentirse guapa y bella debe venir desde su interior para que lo refleje el exterior. Lograr este cambio es necesario para que cuando se vea en el espejo, cuidadosamente arreglada, motivada y feliz tendrá sentido este proverbio: “El corazón alegre hermosea el rostro”.
Estoy segura que ahora es el mejor momento para retomar aquél sueño que nació en mi corazón cuando era una niña, mi experiencia y mi propio desarrollo como mujer le agregan valor a esa meta. ¿Quién dice que esta edad es el mejor momento para ti también?
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