Para mí emprender es un verbo que suena a “prender”, “encender” y “conectar”. Al final es lo que te lleva a dejar las quejas a un lado y olvidarte de la pena por el qué dirán.

Hay algunas definiciones de “emprender” que muestran que es una actividad que requiere esfuerzo y trabajo. Claro que lo requiere, pero la descripción se queda muy corta. Emprendimiento es un término emocional. A mí me suena a “prender”, “encender”, “conectar”. ¿Cuántas veces nos hemos llamado emprendedoras? “Es que estoy emprendiendo” es una respuesta que damos con frecuencia.

Toda mi vida me he considerado una emprendedora, desde que vendía los pepes en el colegio, ¿te recuerdas? Aquellos que se colgaban cual adorno en el pecho y mientras más tenías era mejor. Fue uno de mis primeros emprendimientos. Otro fue el ser mensajera de la tienda a la clase, me daban su dinero, hacían su pedido, les quitaba la fatiga de tener que hacer la cola (por mi altura siempre me iba bien y me atendían rápido) es decir, aprovechaba una ventaja competitiva y ya luego entregaba y cobraba una comisión.

Cuando pienso en todos mis intentos de lograr tener un negocio, sonrío porque me doy cuenta que después de 30 años puedo decir: ¡lo logré!

Quizá en este momento de tu vida estés considerando un emprendimiento, o ya vas encaminada, quizá estés pensando en tirar la toalla porque no hay manera de que dé sus frutos y aprovecho estas líneas para compartir algunos puntos que espero te puedan ayudar en tu actual situación.

Planifica: haz una planificación escrita, sí en tu mente no es suficiente, escríbela y visualízala. Un plan de acción anual, trimestral, mensual y diario.

Sueños y metas claras: sueña en grande, realiza tu mapa de sueños, visualízate ya lográndolos, ten sueños que suenen a locura.

Disciplina: desarrolla una disciplina, hacer lo que tienes que hacer cuando debes hacer, no antes ni después, sino cuando hay que hacerlo.

No excusas: a partir de hoy no te aceptes excusas, por más valederas que suenen, no puedes aceptarte excusas para lograr lo que tanto dices anhelar.

Y si realmente existe alguna excusa más grande que cumplir ese paso, esa acción para lograr tu sueño, mi recomendación es que evalúes de nuevo tus sueños. Si son tuyos y si son reales.

Emprender requiere orden, coraje, disciplina, desarrollo personal, enfoque y muchas cosas más. Pero lo más lindo de esto, es ver que no vas sola en este camino, que somos miles que estamos y seguimos aprendiendo día a día a ser emprendedoras.

Ese día que me di cuenta que yo podía lograr eso tan imposible, que tenía en mis manos una responsabilidad asignada a través de mis dones, el día que entendí que no se vale esconder la luz que nos ha sido dada, ese día todo empezó a fluir. Haz lo que tengas que hacer, y repítelo una y otra vez.

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Nada es imposible para quien cree y espero que seas la persona que más cree en ti y en ese sueño que tienes o que estás realizando. Que nada ni nadie te detenga ¡eres capaz de todo eso y más!

El camino del emprendimiento muchas veces lo relacionamos con un éxito financiero, pero en todos estos años, lo más importante que he descubierto es que el éxito de un emprendedor (incluyendo unas buenas y merecidas ganancias de dinero) es también ver y apreciar en esa persona que te has convertido durante todo este proceso. Cuida tu recurso humano más importante en tu negocio: tú, desde lo que metes en tu mente, en tu alma y en tu cuerpo. Cuando cuidas a la emprendedora, el emprendimiento se cuidará solo. Deja las quejas a un lado, deja la pena, despójate de la preocupación por el qué dirán y enfócate, enfocada avanzarás y luego te dirán: siempre supe que ese emprendimiento sería un éxito.

Y para terminar te repito: nunca dejes de soñar, que ahí es donde se pierde la magia y la pasión. Provoca que las cosas sucedan no mañana ni la otra semana, haz que sucedan ¡hoy!