Desde que me sumergí en el mundo del emprendimiento, una de las preguntas que más he respondido es ¿cómo sé que soy una emprendedora?

A lo largo de mi vida, Dios me ha bendecido con un sinfín de oportunidades y posibilidades, entre ellas, viajes, academia, desarrollo profesional y personal a un nivel exponencial. Este cúmulo de riqueza me permitió desarrollarme, primero como alumna, luego como profesional, posteriormente como emprendedora y ahora como empresaria y desde esa perspectiva he aprendido a descubrir cuáles son las cualidades que una emprendedora debería potenciar.

Muchos de estos términos parecen hasta sinónimos y algunos nos remiten a otros, pero es probable que tengas que sacar cada uno en la medida que avances y que pongas a prueba tu determinación para alcanzar tu emprendimiento.

Resilencia: ese poder de resistir y levantarse ante toda adversidad, problema u obstáculo. Es una cualidad que solo reluce cuando atraviesas momentos que te quieren sacar del camino.

Perseverancia: es tener la habilidad de enfocarnos en esa meta, misión y propósito de vida que realmente queremos alcanzar, sin desviarnos en ningún momento, perseverar hasta lograrlo. 

Compromiso: es vital que exista un compromiso genuino con todos tus ideales, objetivos y metas. Que esto esté claramente establecido merece que nos centremos en ello, una vez tengamos una meta que alcanzar, todo irá fluyendo, porque el deseo intrínseco, va mucho más allá de nosotras mismas.

Constancia:  es una de las pruebas que te llevan a alcanzar todas las metas que has escrito en un papel. Es como una fuerza que te impulsa a vencer obstáculos o dificultades, es decir es lo que te impide quedarte parada ante el primer no. Trabaja de la mano de tu fuerza de voluntad.

Disciplina: es un factor clave. Debemos mantenernos con ciertas disciplinas, conductas y patrones para poder alcanzar nuestras metas, hay un sinfín de diferentes actividades, iniciativas e intenciones que debemos tener en cuenta para ir construyendo el camino que nos lleve a nuestra meta final.

Pasión: una mujer emprendedora debe amar su meta, porque la pasión es la que te va a llevar a levantarte del dolor físico de la derrota o los fracasos que cometas en el camino. No sé si lo sabías, pero el término tiene su raíz etimológica en la paciencia. Efectivamente la paciencia te va a llevar a no desesperarte hasta alcanzar eso que te has propuesto.

Propósito: nada como tener un objetivo claro de hacia dónde queremos llegar. En esas noches que no vendemos, que vemos que nuestro emprendimiento no está desarrollándose como quisiéramos, ahí es donde el propósito te mantendrá enfocada a mediano y largo plazo, no en la retribución inmediata.

Si eres o no una emprendedora es algo que tú misma debes descubrir, empieza por descifrar tu propósito y cuando lo tengas claro, planifica, prepárate y llénate de energía para empezar tu propio camino.

También debo decirte que no es fácil, la vida de una emprendedora tiene desafíos invisibles que pocas veces salen a luz, por lo general los primeros frutos del éxito se van desarrollando poco a poco, así que si debes estar segura qué es lo que te motiva a alcanzar ese objetivo. Si vas detrás del éxito y la fama, es posible que te quede a medio camino, pero si la fuerza de tu corazón es correcta, no te desesperes, es ahí donde los siete componentes te sostendrán.

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Por favor, toma en cuenta que el emprendimiento no es un casino donde podrías tener suerte a la primera, es un proceso donde debes establecer metas y mediciones que te permitan conocer sus avances, los recursos llegarán producto del trabajo y no la suerte.