Las mejores marineras se hacen en las peores tormentas o en las crisis mejor aprovechadas.

Cerramos enero del 2022, un año que sonaba como parte de una película del futuro y yo he sentido que un tsunami nos ha pasado encima.

Desde que comencé mi profundo proceso de transformación en el 2019, sentía que se me estaba moviendo el piso y literalmente así fue; mi cambio fue marcado por el quiebre de un par de pisos cerámicos en mi oficina, noté cómo el mundo estaba cambiando y como Mafalda, grité «Paren el mundo que me quiero bajar».

Los cambios fueron muy rápidos, pero utilicé todas las herramientas que estaban al alcance de mis manos para generar un proceso de transformación alineado con los deseos de mi corazón.

Einstein nos dice que la crisis es la mayor bendición, porque trae progreso y quien supera la crisis se supera a sí mismo.

En chino la palabra crisis se traduce como WEI – JI, que significa WEI peligro y JI oportunidad. De hecho, el término “crisis” proviene del griego y significa muerte y transformación, como del día se pasa al ocaso de la noche y se renace con un nuevo día.

Humberto Maturana, biólogo chileno, definía la inteligencia como «plasticidad en un medio cambiante», es decir, la capacidad que tenemos para adaptarnos a los cambios en nuestro entorno.

Para mí todo fue una invitación a la introspección, donde aprendes a escucharte, a la vida y a tu corazón. Además, descubrí la importancia de hacer altos en el camino para definir la vida que quiero crear partiendo de qué es importante para mí y hacia dónde quiero dirigir mi vida. Conocer mis talentos y mis fortalezas.

Y así comencé un romance conmigo misma, visitando nuevos lugares, abriendo mi mente, compartiendo con mujeres que me compartieron su corazón y sus historias de superación y transformación… Aprendí de mujeres de alma grande que también estaban ese mismo romance.

Dejé que la vida me sorprendiera y me abrí a conocer a nuevas personas, ya que para mí la felicidad está en ser amable con los demás, pero principalmente conmigo misma, aceptando mis debilidades, aquellas como no tener un excelente inglés, pero descubrí que la comunicación desde el corazón siempre conecta a través del «poder de una sonrisa».

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Me planteé nuevas metas cada día porque ellas rejuvenecen nuestro espíritu. Siempre con fe y co-creando con Dios, entendiendo que todos los planes son perfectos y que todo tiene un propósito. Es más, Él nos mandó equipadas a la tierra, con nuestro poder interior que se construye y fortalece.

En este viaje que sigo disfrutando plenamente encontré que:

Una sonrisa es la ventana del alma.

La gratitud nos mantiene en el presente y te hace sentir próspera y abundante.

La alegría te vuelve magnética, feliz y creativa.

La risa genera endorfinas y sana desde el alma, también fortalece tu sistema inmunológico, estimula el pensamiento positivo, entre otros beneficios.

El perdón y la honestidad te ayudan a vivir en libertad.

Un abrazo te reconforta el alma y es tan necesario para vivir.

El servicio, como decía la madre Teresa de Calcuta, «no siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor».

Con la cooperación y el valor de la sinergia, llegamos más lejos cuando lo hacemos en equipo.

El ejercicio es una maravillosa herramienta para tener mente y cuerpo sano.

La alimentación saludable previene enfermedades, pues somos lo que comemos.

La respiración te conecta al presente, oxigena tu cerebro y te lleva a un estado de meditación.

Visualiza, somos seres co-creadoras, por eso debemos enfocarnos en qué queremos crear y sentirlo desde el corazón.

La palabra es energía en movimiento. Piensa cada palabra que dices, porque estás creando.

Las pruebas son bendiciones escondidas que traen grandes transformaciones y cambios a nuestra vida. todo es perfecto, aunque todavía no lo puedas ver.

La oración, estar conectada a nuestra fuente infinita y nuestro Dios creador, da la fortaleza, confianza y la certeza que eres Su maravillosa creación.

El amor, la fuerza más poderosa del universo que te invita a superar todos los obstáculos y le da propósito a la vida.

Espero que mi viaje de introspección te brinde ideas para tu propio recorrido, no olvides que cualquier tormenta te hará una gran marinera. ¡Adelante!