La histerectomía es un tema de salud y decisión que personalmente me permitió descubrir cuán mujeres podemos ser, incluso sin tener uno de los órganos que nos caracteriza como tal, nuestra feminidad se puede potenciar.

Las mujeres enfrentamos muchos cambios. Somos en esencia múltiples procesos de femineidad, que van desde dar vida, tomar las riendas en el hogar, en el trabajo, en la política, en la sociedad y mucho más.

Comenzaré con un poco de información, no sujeta a mi percepción personal, sino más concreta y científica, proveyendo el significado etimológico de un par de palabras, aunque mi interés no es redactar esta columna para compartir datos que con facilidad pueden encontrarse en libros y hasta en internet, sino más bien envolverlo en una pequeña lectura, que transmita la experiencia personal y vívida de mujeres y de mi propia persona, para otras mujeres que se encuentren en una situación similar.

En este sentido quiero referirme a la palabra matriz, la cual según la RAE  debe entenderse como útero. Molde en que se funden objetos de metal que han de ser idénticos o molde de cualquier clase con que se da forma a algo.

En muchas ocasiones, ya sea por salud o por diversas circunstancias, la matriz debe retirarse y esto es conocido como histerectomía, cuyo significado es extirpación total o parcial del útero.

Pasé por este proceso cuando tenía 34 años de edad. Al año y medio de haber dado a luz a mi segunda hija me diagnosticaron adenomiosis, una de las tantas causas, por las cuales es necesario operar y retirase el útero.

Me surgieron las preguntas: ¿me estarían quitando la esencia de mi vida como mujer? ¿Dejaría de sentirme mujer? ¿Me sentiría mal? ¿Entraría en una menopausia prematura?

Para nada. Ninguna de las preguntas que me hice y planteé a mi doctor tuvieron respuestas positivas. Pude comprobar que mi esencia estaba por iniciar, que estaría por revelarse con más fuerza que nunca, todo mi potencial, todo mi carácter y personalidad como tal y que sin saberlo, toda esa energía femenina saldría a flote y se expresaría al máximo para saber que estaba viva y ¡que podría dar más vida que nunca!

Las mujeres llevamos dentro de nosotras la raíz, la esencia y causa de todo. Es fuerte escuchar esto ¿no? Pues sí, así lo es. Pero no permitamos que se nos desvíe la vida por pensar que sin el útero la vida se nos acaba. La matriz es un regalo  que nos trae grandes alegrías como también grandes problemas y a veces la realidad es otra.

Ser madres y gestar un ser dentro de esa cavidad de luz, llamada matriz, es una de las sensaciones más bellas de la vida, pero no podemos decir que lo es todo porque dejaríamos afuera a mujeres valiosas que sin ser madres han sido luz para muchos. Vienen a mi mente los nombres de la Madre Teresa de Calcuta o Frida Kahlo, etc., quienes dejaron huella en la historia

Sí, ser madre es un enorme regalo de la naturaleza, de la vida y de Dios, pero no nos define y la plenitud no necesariamente llega a través de ello. Hay muchas que no gozan o gozaron del privilegio de la maternidad biológica y son más madres que las propias. Todo es cuestión de enfoque, de fuerza, de salud física y mental, así como decisión.

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Reitero todos estos cuestionamientos con el afán de hacerle saber, a usted estimada lectora, que si en algún momento ha sufrido o está sufriendo y pasando por alguna situación análoga a esta, no se derrumbe, no se decepcione. No se deprima y mucho menos piense que la vida se le acaba. Hoy estamos aquí para hacerle saber que muchas mujeres hemos pasado por eso y mucho más y seguimos más mujeres que nunca.

Todas somos seres excepcionales y privilegiadas, somos centro de nosotras mismas y debemos tener muy en claro, que una cavidad, un espacio preciado que puede ser fuente de todo o de nada, no nos pone en el abismo, a sabiendas que, tanto mente, cuerpo y alma deben alinearse, para buscar la verdadera esencia de mujer que nos mantiene realmente vivas, sanas, intactas y femeninas.

Es hora de romper con paradigmas y dudas irracionales, entendiendo que las mujeres no tienen un órgano para que las defina como tales. Definitivamente es un espacio valioso y muy preciado, pero no único y nos deja sin ser mujeres hermosas, únicas, preciadas y con luz.

Mujer es ser eje, centro y soporte de una familia, de un hogar, de un conglomerado y sobre todo de sí misma. La mujer nace, pero finalmente se hace y se complementa con su cuerpo y alma de fémina que da luz y es luz. 

Somos mujeres, no somos una matriz. ¡Transformamos cosas, momentos, la vida, e incluso la historia!