Amor propio: no puedes cuidar de los demás si no te cuidas primero

¿Alguna vez te has sentido tan agotada que no sabes de dónde sacar energía para seguir adelante? Yo sí. 

Y en esos momentos, resuenan las palabras de mi médico: “No podemos dar lo que no tenemos”. A menudo olvidamos esto, especialmente cuando estamos tan ocupadas cuidando a los demás que nos dejamos de lado. Pero, ¿y si el primer paso para dar lo mejor a quienes amas fuera justamente cuidar de ti misma?

El amor propio no es solo una frase bonita en una charla de motivación ni algo que surja frente al espejo; es una práctica diaria que requiere acciones conscientes para priorizarnos. Las veces que has estado enferma, ¿has podido cuidar de los demás? No, en esos momentos lo que necesitamos es que nos cuiden, y qué bien se siente, ¿verdad?

El amor propio es una práctica diaria

A veces caemos en la trampa de pensar que el autocuidado es un lujo o algo que solo podemos hacer cuando tenemos tiempo. Pero en realidad, el amor propio debe ser una práctica constante. Si no nos escuchamos y damos espacio para ser nosotras mismas, el agotamiento emocional y físico se acumula, repercutiendo incluso en nuestra salud.

El autocuidado no es egoísmo, es una necesidad. Implica aprender a poner límites, a decir “no” cuando lo necesitamos. Es tomarnos momentos para respirar, leer, meditar o simplemente descansar sin sentir culpa. ¿Cuántas veces has dejado de descansar porque sientes que siempre hay algo más que hacer? Es hora de cambiar ese chip.

Como lo menciona Brené Brown, la vulnerabilidad es una de las claves para el autocuidado. Para ser vulnerables y aceptarnos tal como somos, necesitamos ser amables con nosotras mismas. No se trata solo de lo que los demás ven, sino de cómo nos tratamos cuando nadie más nos está mirando.

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Dependencia saludable: el equilibrio entre cuidar de ti y de los demás

Brené Brown también habla de la “dependencia saludable”, un concepto que me ha resonado profundamente. Vivimos en una sociedad que valora la independencia, como si necesitar a otros fuera una debilidad. Pero, ¿qué pasa cuando realmente necesitamos apoyo? ¿Qué sucede cuando nos sentimos abrumadas o vulnerables? Aprender a pedir ayuda y depender de los demás de manera saludable es esencial, ya que nos conecta más profundamente con las personas que amamos.

Es cierto que, como mujeres, nos han enseñado a ser fuertes, a aguantar, a ser las que siempre están ahí para los demás. Pero la verdadera fortaleza no radica en hacer todo solas, sino en saber cuándo necesitamos apoyo. En las relaciones, la vulnerabilidad compartida crea una conexión más profunda, porque permite que ambas partes se cuiden mutuamente sin miedo al juicio.

La dependencia saludable no solo se aplica a las relaciones de pareja, sino también a nuestras amistades y vínculos familiares. El amor propio incluye saber cuándo pedir apoyo, y entender que hacerlo no nos hace menos capaces, sino más humanas.

El amor propio: la base para relaciones más profundas

Una de las lecciones más liberadoras que he aprendido es que no tenemos que ser perfectas. Cuando nos permitimos ser quienes realmente somos, sin máscaras ni pretensiones, las relaciones se vuelven más genuinas. La conexión auténtica no surge cuando mostramos lo que creemos que los demás quieren ver de nosotras, sino cuando mostramos lo que realmente somos, con todas nuestras imperfecciones.

Cuando estamos en paz con nosotras mismas, podemos ofrecer lo mejor de nosotras a quienes más amamos. Y aunque la vida se llene de responsabilidades, no debemos olvidar que el amor propio es la base de todo.

Puedes visitar el sitio oficial de Brené Brown